Sombras del Universo Indizado (PDF)

Lucas Campopiano

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©2014 Lucas Campopiano

Mentes I
No es un hombre común,
No hay hombre corriente.
Forjado a la antigua,
Hecho de materia diferente,
Dicen que corre contra corriente
A paso acelerado.
En sus ojos odio y fervor,
En sus venas, sangre caliente,
Hombre desolado y sin rencor,
Sentado al borde de la fachada
Su camisa descocida y ensuciada,
Pobreza aparentemente bordeaba
Pero nada que ver,
En su mente
Cosas de mayor importancia,
Se adentraba y navegaba
Sus ojos una depresión soltaban
Un alma vacía
Profanaciones que él solía
Su mente decaída aborrecía
Un corazón con carencia de ahínco
A frases huecas no responde
En profunda meditación
Entre meñique y anular, cigarrillo esconde,
Abanica su mano
Como en conversación con extraño
Al fluir su pensar
Y de filosofía fanfarronear,
Locura inédita comenzaba a asomar.
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Mentes II

El grafito contra su hoja
Segundo tras segundo,
Éste golpetea.
Buscando que llegue
Alguna, sino es que cualquier idea.
Respira lenta y arrítmicamente,
El oxigeno
No va más allá de sus venas,
Mucho menos a su mente.
Y observa como paso a paso camina la gente,
Y procura ponerse en el lugar de cada ente.
Pero ahí, de donde chispa sale
Y que quizás hasta oro vale,
Inexplicable desfragmentación,
En su cabeza, que letra a letra
Hace rimas de poeta,
En arcoíris desfragmenta.
Burbujas de colores,
Intangibles texturas.
Pareciera a mente semejante
Tanto dilucidación como locura.
Sentimientos,
De todos menos dolores
De todas formas y molduras
Pero su sien siente que palpita,
La realidad se precipita
Su cabeza vuelve a su lugar
Imaginaria espiral delimita.
Ve a la muchedumbre pasar,
Completamente abandonado.
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Del banco se levanta,
Mira a sus costados,
Y continúa travesía
Como hombre rezagado.

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Mentes III

Camina a paso semblante,
Tenaz e introvertido.
No le importa
Ni el presente,
Ni el futuro
Mora en su pasado obscuro.
Mira de lado a lado,
Pareciera forajido.
En su mirada es subversivo,
Su corazón,
Indomable e incomprendido
Fatigado de la cotidianeidad,
Cadenas imaginarias
Que lo aprisionan
En la eterna falsedad.
Estremece su realidad,
Que a ciencia cierta
Desconoce en su totalidad.
En su cara marcas y arrugas
Que produce la senilidad.
Apenas a sus veinte años,
Se considera ya en busca,
De la eternidad.
Embelesado por ficticias,
Ideas de felicidad.
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Mentes IV

Por aquel orificio en la lámina,
Un crudo rayo de luz penetraba,
Por aquel que la noche anterior,
Borbotones de agua engendraba.
Misterioso rayo de luz,
El crujir de la lata
Azote luminoso a mis ojos.
Pero que retorcijón en el nervio ocular,
De mi sueño es un despojo.
Pero al final,
Es otro día que comenzar
Traer tocino a la mesa
Que los chicos puedan almorzar.
El otro día en la panza,
Sentí ese dolor,
Uno que fulmina y avanza,
Que con cada olor te corroe
Esos arañazos por dentro,
No sé si lo conoce.
Y aquel bocado que adormece,
Nada es para siempre,
Ma, siempre es el joderse.

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Mentes V

Retirado se ve sol naciente,
En aislado pastizal.
Sin su sombrero
Y espiga entre los dientes
Mirada fija hacia el poniente.
Es un anciano disidente,
Tendencia jovial y rebelde
Siempre contra corriente.
Profunda y ronca voz
Desde su garganta canta,
Grotescos sonidos guturales
Gargajo que en saliva decanta.
Repentina ventisca
Que revienta en cristales,
Agudo y chillante.
Emprendido viaje mental,
Su imaginación:
Vulgar y desquiciante.
Se muestra pa’ asombrar
Brillante plenilunio
Sin dejarle que desear.
Tras el presente convertirse en pasado
En infinita carrera temporal.
De reloj antiguo y desgastado
Marca las siete, menos mal.

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