MonteJurra Num 1 2 8 Noviembre 1964 (PDF)




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NONTEJURRA
D I O S - PATRIA - F U E R O S - REY

ANO I NUMERO 1

En páginas
interiores

i

• Editorial
• Fueros
• Concilio
• Elecciones
Norteamérica
Actualidad
internacional
• Reportajes
• Modas
• Deportes
• Toros
• Cine
8 ptas.

SEMANARIO DE ACTUALIDAD

2-8

N O V I E M B R E 1964

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Domicilio Social: L E I Z A ( N a v a r r a )

La nueva planta española de recubrimientos de
papel, a la altura de las más modernas de Europa
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FUNDADA

E N 1 8 4 0)

VITORIA

NUESTRA
PORTADA
SS. AA. RR. los
Duques de Madrid,

AL

LECTOR

a

D. Carlos y D. Irene
(Foto I B A Ñ E Z )

Este es el primer número del Semanario MONTEJIU
RRA, que viene a sustituir en los hogares, en los kioscos
y en la calle al periódico que hasta ahora y bajo el mismo nombre aparecía mensualmente y que ha cesado por
imperativo de la ley de crecimiento, como en su editorial
último decía.

Con ocasión de la festividad d e San
Carlos Borromeo, nos honramos en
expresar respetuosamente a S. A . R.
el Duque de M a d r i d nuestros más
fervientes votos por su felicidad personal, reiterándole nuestro afecto y
la adhesión entusiasta a la Monarquía Tradicional, para la que siempre
tuvo esta fecha especial significado
y emoción a l ir vinculada a l recuerdo d e los Reyes de la Dinastía Carlista.

MONTE JURRA
DIOS - PATRIA - FUEROS - REY

SEMANARIO DE ACTUALIDAD
Precio 8 ptas. — Año 1 - N.° 1 — 2-8 Nov. 1964
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
ESPAÑA

EXTRANJERO

Anual

Ptas.

ptas.
Portugal, MarrueTrimestre
100
cos e HispanoSemestre
190
américa
475
Año
370
Europa
600
Número atrasado 10
Resto del mundo 700
Dirección y Administración: Apdo. 254. PAMPLONA
Impr. en Gráficas Navarras, S.A.-Manuel de Falla, 3
PAMPLONA

El antiguo MONTEJURRA surgió modesto —lo que es
normal en lo que nace naturalmente— para alcanzar
una copiosa tirada que ha exigido darle estabilidad, planteamiento profesional y estructuración de empresa, todo
ello sin menoscabo de su ideología. En nuestro primer
Editorial, como correspondencia a los buenos deseos del
último de nuestro predecesor, proclamamos el mérito de
las personas que con sacrificio, constancia, acierto y desinterés alumbraron, sostuvieron y colaboraron en el antiguo MONTEJURRA, que ha hecho posible este Semanario.
Nuestro formato y presentación es distinto, así como
la periodicidad, peí o el nombre es el mismo, MONTEJURRA, que es bien significativo y suena a tradición, religiosidad, amor a España, apego a las Instituciones propias de los pueblos y regiones, tan varios; lealtades legítimas, perseverancia, abnegaciones y heroísmos, espíritu combativo en el afán de asentar una paz social, sentido popular y, en definitiva, todo cuanto e x p l í c i t a o implícitamente está contenido en el lema que llevamos por
subtítulo: Dios, Patria, Fueros y Rey.
Este es el mote que guió los pasos en la Historia de
la España eterna, que, como todo lo grande, carece de la
complejidad casuística y tiene la sencillez maravillosa
de lo sentido y vivido. Por eso no envejecen nunca estos
ideales, si bien haya que saber presentarlos atemperados
a cada época. En eso consiste, precisamente, la Tradición, que es el pasado que sobrevive y tiene virtud para
hacerse futuro.
Queda enunciado el guión de nuestros propósitos. Nacemos del pueblo y somos para el pueblo. Nuestros comienzos no serán todo lo perfectos que desearíamos,
pero iremos forjándonos. Un poco de paciencia y un
voto de confianza. Lo que sí aseguramos, desde el principio, es que nuestras páginas serán limpias y nuestro
espíritu ardiente: Es lo que España necesita. No seremos
neutros ni asépticos, pero tampoco estrechos de miras,
sino generosos. Abrazados a los Principios, leales a las
Personas que los encarnan, pretendemos darlos a conocer para que puedan hacerse partícipes de ellos todos
los españoles que, con alegrías o preocupaciones, desenvuelven su vida en esta bendita tierra en la que por voluntad de Dios nacimos, y aquellos otros que ganándose
el pan fuera de la Patria tienen puesto en ella su corazón.
Y para terminar, un saludo cordial a la Prensa, Radio, Televisión nacional y a todos nuestros futuros lectores.

D. L. NA 205 - 1963

MONTEJURRA

Unidad sí, pero
¿cómo se ha de
entender?
En política se habla mucho de
la unidad y. en efecto, merece la
pena hacerlo porque es un concepto muy importante. ¿Pero cómo
ha de entenderse' la unidad? Ese
es el quid de la cuestión y según
como se conteste las conclusiones
son muy distintas en ei campo
operativo.
Ya es sabido que la unidad ha
recibido dos versiones, de las que
nos vamos a ocupar.
Es la primera, la que justamente podemos llamar tradicional. Está sazonada de historia y está,
además, apoyada en la filosofía,
como luego veremos. Según ella
España es un todo armónico, en
la que sus partes son los antiguos
Reinos.
Condados
y
Señoríos,
aunados en un mismo destino que
no borraba sus distintas personalidades, antes bien éstas eran a
manera de facetas, de tallas, que
con su fulgor aumentaban los quilates de la Patria. Las gestas y glorias de España cuajaron a lo largo de todos los siglos en que campeó esa ideología. Castellanos, navarros, araeoneses. catalanes, vascos y demás pueblos Peninsulares
participaron en ellas, a veces, como en la Guerra de Independencia, totalmente desasistidos del
poder central .
Fue preciso que llegara el siglo
XIX para que las Instituciones
propias cayeran por tierra y no
porque fueran inservibles y se hubiera carcomido sus sustancia, sino víctimas del afán iconoclasta
del liberalismo, que en su lugar
entronizaba productos surgidos de
la razón, sucedáneos prefabricados
a los que daba el pomposo nombre de régimen constitucional.
Entonces fue cuando el territorio peninsular se cuadriculó en
provincias, de espaldas a l a Geografía y a la Historia, poniendo a
su frente a unas Diputaciones que
eran, como los Ayuntamientos en
su ámbito, meros agentes ejecutivos del Gobierno de l a Nación.
Queda bien claro que la unidad
al estilo tradicional fue sustituida
por la simplicidad del uniformismo.
¿Por qué hizo esto el Liberalismos? Porque era la lógica conclu-

sión de su pensamiento racionalista. En efecto, partían los liberales
del concepto abstracto del h o m iire, que habían heredado de Rousseau, y sobre él edificaban su alcázar político, con una concepción
no orgánica sino mecánica de la
sociedad. Por eso del individuo
aislado, asocial. saltaban hasta el
Estado, desconociendo toda la gama de sociedades intermedias en
las que el ser humano desarrolla
su vida y que recogen su personalidad. Si las admitía de hecho era
solamente como una condescendencia del Estado.
Fácilmente se echa de ver la falsedad del planteamiento. El hombre abstracto no existe. No es más
que un universal que tiene su fundamento en las cosas, pero en la
realidad no se dan más que hombres concretos. Este, ese, aquel. El
inglés, el francés, el español, el
ruso. El hombre no se presenta solo, sino con adiciones: La familia.

Acto de la
jura de los
Fueros de
Vizcaya, bajo
el árbol de
Guernica, por
Carlos VII

el pueblo, la región. El verdadero
estado de naturaleza del hombre
no es el aislamiento sino el estado de sociedad, y en esa sociedad
se encuentra inmerso aún antes
de tener uso de razón y a ellas
se vincula agarrándosele el corazón. Por eso pudo decir Mella, en
una imagen bien expresiva, que el
hombre es como la piedra que cae
en el estanque, la cual describe
círculos concéntricos en el agua y
el más fuerte es más próximo y
además es causa del más lejano.
En el hombre concreto se basaba la antigua Constitución política de España, con su riqueza de
Fueros, y libertades. No se conocía
en ella la abstracción. El Estado
no era un monolito, sino un compuesto orgánico, que recibía la vida de las Instituciones que cobijaba. Entonces las personalidades sociales tenían auténtica importancia y representación y se entrelazaban, al igual que las raíces de los

árboles, aprisionando la tierra para
que no se la lleve el viento.
¿
El hombre abstracto es unaf
creación del filosofismo c hizo su
aparición legal en el primer artículo de la Declaración de Derechos del año 1789, de donde lo tomó el liberalismo.
El contraste no puede ser mayor, por eso se explica la radical
distancia entre el uniformismo y
la unidad armónica o finalista. En
el primero como todos los homares son iguales se propugna el traje igual, que eso es el uniforme;
en el segundo, como la realidad es
varia, el traje h a de ser a medida. Y no cabe duda de que por
mucho que se haya progresado en
el oficio de la sastrería, se viste
mejor cuando se ajusta el traje
a quien lo lleva. Y esto lo decimos
simplemente como símil, porque
todos estaremos conformes con
que aún es más difícil vestir a los
cuerpos sociales.

TEMAS DEL CONCILIO

El c o n t r o l de la

natalidad

La Iglesia sólo acepta como
el de la continencia
Cierta prensa ha desfigurado
declaraciones

de algunos

La intervención de algunos
padres, cuando en el Concilio
se ha debatido el problema del
control de la natalidad, ha sido
malignamente desfigurado por
determinados órganos de prensa que, en su afán de sensacionalismo, no han vacilado en
ocultar frases esenciales en las
que esos padres testimoniaron
su declarada oposición a todas
las prácticas que van contra la
naturaleza y la ley de Dios, para destacar, únicamente, los párrafos susceptibles de ser erróneamente interpretados por el
lector medio de los periódicos.
Los apóstoles, la Iglesia y el
Papa, a quienes Jesucristo dio
poder para hacer- y deshacer en
la tierra, no tienen, sin embargo, la facultad de derogar ni la
más ínfima de las leyes naturales ni, mucho menos, ninguno
de los diez mandamientos. El
Papa y los padres reunidos en
Concilio tienen poder, por
ejemplo, para borrar de la lista
de los mandamientos de la Iglesia los que obligan a los católicos a asistir a la Santa Misa todos los domingos y fiestas de

lícito

periódica^

las

Padres

guardar y mandan ayunar en determinadas épocas del año.
En ese terreno,, las facultades
que Jesucristo dio a Pedro, los
apóstoles y sus sucesores, son
universales. Ahí pueden hacer y
deshacer, como han hecho y
deshecho en el capítulo de la liturgia, suprimiendo, añadiendo
o modificando normas no esenciales, porque así conviene a la
marcha de la Iglesia que puede
y debe adaptarse, sin modificarse en sus fundamentos, a los
tiempos nuevos del mundo.
Pero de ahí a lo que algunos
incautos esperan de las últimas
discusiones conciliares, va un
abismo.
El cardenal holandés Alfrink,
en rotunda declaración en la
que expresó su orgullo de ser
miembro de una familia de diez
hijos, dijo de manera tajante, refiriéndose al debatido problema
de! control de la natalidad, que
la Iglesia no admite más solución que la continencia periódica de los esposos...
Y Monseñor Hervás, Obispo
de Ciudad Real, argumentó al
tratar del mismo tema con las

siguientes palabras: «El texto
del esquema se esfuerza en ser
realista, pero si no se completa,
a muchos pudiera parecer materialista. Hay que tener en
cuenta los obstáculos que hoy
presenta la vida familiar y conyugal. Pero hay otra realidad
que debe figurar en el texto.
Son muchas las familias numerosas en nuestros días. Estas
familias han rechazado valientemente criterios egoístas y materialistas y se ven rodeadas de
una hermosa corona de hijos.
Tales familias deben ser honradas y enaltecidas, pues son testimonio de una fe cristiana practicada con fortaleza y sacrificio.
Y nosotros no debemos redactar aquí un estudio filosófico o
científico, sino un documento
cristiano».
Las intervenciones de los Padres holandés y español se vieron coronadas por salvas unánimes de aplausos como jamás se
habían escuchado en ningún
Concilio. Aquellos aplausos fueron dedicados, más que a un
cardenal holandés y a un obispo español, a los inconmovibles

Mandamientos de la Ley de
Dios y a tantos y tantos millones de familias cristianas que
sabiendo las cargas y los sacrificios que suponen los hijos, los
aceptan, en la misma medida
que Dios los envía, como el mejor florón de este mundo.
N o . Que no se hagan ilusiones
los tibios, los egoístas y los que
se dejan arrastrar por la corriente materialista de la época en
que vivimos. Que no crean que
la Iglesia se va a dejar influenciar por el estúpido argumento
de que el mundo dobla su población cada cuarenta años y de
que una explosión de la población va a traer la desolación y
el hambre, dentro de algunas
centurias, a la tierra en que habitamos. Dios, en su infinita
bondad, ha puesto inmensos recursos a disposición del hombre para que éste logre, como
se está consiguiendo, que la
producción de alimentos vaya
siempre por delante del aumento de población. El mundo, por
otra parte, está prácticamente
deshabitado, y hay tierras inmensas en África, América,
Asia y Australia, esperando
desde el día de la Creación a
que el hombre arroje sobre ellas
la primera semilla.
Pero aunque todos estos argumentos no valiesen. Aunque
todos los rincones del mundo,
cada metro cuadrado, estuviese
habitado por un hombre, no por
ello ese mismo hombre tendría
derecho a hacer caso omiso de
la Ley de Dios.
El fin primordial para el que
fue instituido el matrimonio es
el de la procreación. Y es tan
criminal ante Dios el que se deshace de los hijos por medio del
aborto como el que, de ilícita
manera, impide que sean concebidos.

Federico

Wilhelmsen

EL P A P E L D E L
Presidente y las

Jhon Kennedy el fallecido presidente norteamericano

elecciones
Un Presidente
norteamericano
ejerce un papel que no puede compararse con cualquier otra institución en la política occidental.
Por un lado el Presidente recibe
su mandato del pueblo y por lo
tanto la presidencia es profundamente democrática, pero esta democracia no es inorgánica ya que
el laurel de la victoria electoral no
viene del sufragio universal sino
de un sistema federal de cincuenta '•Estados" o regiones, que votan como tales Estados. El voto de
un habitante de Alaska pesa treinta veces más que el voto de un ha-

norteamericanas

bitante de Nueva York. Los ciudadanos de los Estados no eligen al
Presidente de modo directo, sino
a través de un llamado "Colegio
Electoral" formado de 538 hombres. El Estado más poblado. Nueva York, cuenta con 43 votos,
mientras que Nevada —un desierto— tiene solamente tres. Por lo
tanto, siempre queda la posibilidad de que un candidato con una
minora popular obtenga el vetor.
De esa forma, "los Padres de la
República" querían que la Presidencia reflejara dos principios; a
saber, el democrático y el federal

o foral. Lo hicieron a fin de evitar una dictadura basada en una
popularidad efímera que quisiera
evitar el principio federal o el papel constitucional de los Estados.
Por eso la presidencia norteamericana, en cuanto a su origen, no
puede compararse con una "república presidencialista" al estilo de
la Francia de De Gaulle. Históricamente la Institución americana
ha manado de u n suelo político
que no ha conocido la atomización de la sociedad, producida por
la Revolución Francesa.
Por otro lado, un Presidente de-

Lindon Johnson continuodor de la nueva frontera de Kennedy

sempeña una labor y ejerce una
serie de funciones semejantes a un
Rey tradicional:
1° Su gabinete se forma de Secretarios nombrados por el mismo
Presidente y son responsables directamente ante él y no ante el
Congreso.
2.° Es Jefe del Estado y al mismo tiempo Jefe del Gobierno.
3.° Es Jefe de las Fuerzas Armadas.
4.° Dirige toda la política exterior y solamente el Senado puede frenar su poder en las relaciones con los países extranjeros, porque tiene reservado el derecho de
rechazar los Tratados propuestos
por el Presidente.
5.° En el interior, la Constitución exige que el Presidente "aconseje" al Congreso en cuanto a legislación, ya que solo el Congreso
puede hacer, modificar, o anular
una ley. Pero este "consejo" hoy
día es más poder que consejo, ya ^ |
que el Presidente generalmente es
jefe del partido de la mayoría.
6.° A través de su partido, el
Presidente es fuente y origen de
un ejército enorme de funcionarios
del Gobierno y asi su poder llega
a la aldea más humilde y olvidada de los Estados Unidos.
7.° En todo, menos el nombre,
el Presidente es Alcalde de Washington.
Mucho antes de que Donoso Cortés descubriera en las asambleas
medievales "una resistencia orgánica y un limite natural contra
la expansión indefinida del Poder
público", y antes de que proclamase como principio fundamental de
la política esta verdad de que es
imposible limitar el Poder público
desde dentro, los fundadores de la
Unión Federal americana la hablan hincado en el meollo de su
Constitución. Un Presidente ameparte del electorado americano ha
cruzado las líneas trazadas por los
dos partidos hasta formar lo que
ricano no es responsable ante al
Congreso, pero sí encuentra en él
un limite y un freno a su poder
inmenso. Y el Congreso tiene detrás de él a cincuenta Estados,

cada uno de los cuales goza de su
propio gobierno interno, red de leyes, "fueros", y libertades. Simplemente para indicar algo de esta
riqueza de libertades y florecimiento de diversidad, pongo dos
ejemplos: El Estado de Texas (la
Navarra de los EE. UU.) tiene su
propio ejército, y el Estado de
Nueva Méjico publica todas las leyes en castellano igual que el Inglés, porque alli ambas lenguas
son oficiales.
Detrás del drama de la lucha
electoral este año hay dos concepciones del papel de la Presidencia, e n cuanto a la política Interior del país americano. Una filosofía política, la de Goldwater,
frenara el poder creciente del gobierno central y el del Presidente, en pos de una adhesión al ideal
federal de los fundadores de la
Unión Federal, Lo harían e n nombre de la libertad. La otra filosofía, la del liberalismo de los seguidores de Johnson, agrandaría aún
más el poder de la Presidencia y
del gobierno central. Lo harían
porque piensan que los problemas
actuales pueden resolverse solamente a través de la centralización
acentuada del poder e n la persona
del Presidente y alrededor de su
administración.
Si el lector español quisiera discernir algo de la complejidad de
la política americana expresada
tan dramáticamente en la lucha
amarga entre Goldwater y Johnson, valdría la pena meditar u n
momento sobre una ley política
descubierta hace unos años por el
Profesor Wülmoore Kendall, conocido filósofo político norteamericano: En todo lo que tenga que
ver con su vida personal e íntima,
el americano tiende a ser "conservador", e n términos americanos,
que se traduce en castellano m á s
adecuadamente por la palabra
"tradicional"; pero en todo lo que
tenga que ver con la política lejana y distanciada de su vida cotidiana tiende a ser "liberal", palabra que equivale —con unos m a tices de diferencia— a lo que quiere decir la palabra "liberal" aquí
en España.
Esta esquizofrenia política h a
producido un fenómeno irónico:
En este siglo, el electorado casi
empre ha puesto a u n liberal en
la Casa Blanca, mientras que h a
elegido u n Congreso más o menos
"conservador". Por lo tanto, el Presiempre ha puesto a un liberal en
abstracto del pueblo, mientras que
el Congreso h a sido u n espejo de
su adhesión concreta a las antiguas tradiciones del pueblo. Esto
se ve muy claramente en el asunto de los "derechos de los Estados"
(fueros) y en el asunto de la ayuda económica y financiera proporcionada a los países afroasiáticos.
El Congreso ha defendido los fueros contra una Presidencia cada
día más poderosa y ha tratado de
frenar el anhelo presidencial de
gastar el dinero de los ciudadanos
ayudando a países neutralistas c o m o la India y comunistas como
Yugoslavia. Esta tendencia por
pudiéramos llamar "terceros partidos no oficiales, el partido del
Presidente y el del Congreso. Aunque los demócratas suelen ser mas
liberales que los republicanos, el
mismo fenómeno existia en los
tiempos de Eisenhower, único Presidente republicano desde 1932. La

En Barry Goldwater se destaca su anticomunismo y su plan descentralizador de la a d m i n i s t r a c i ó n

estrella de Goldwater que ha caído, n o solamente e n América, sino
en el mundo occidental entero como si hubiera sido una bomba,
puede entenderse tomando e n
cuenta el hecho de que por primera vez, en los últimos seis o
siete lustros, un candidato por la
Presidencia ha levantado la bandera hasta ahora defendida únicamente por el Congreso: Fueros por
dentro
y anti-comunismo por
fuera.
Unida con la "Ley de las dos
Mayorías" captada por el profesor
Kendall, hay otra ley que tiene
un rigor indiscutible: Cuanto m á s
nos distanciamos del Este, tanto
más encontramos una residencia
tanto al poder como a la política
de la Casa Blanca. Hasta ahora,
el Partido Republicano ha encontrado su cuerpo en el Centro-oeste
pero su cabeza en el Este. Hay una
gran concentración de dinero bancario en el Este que hizo posible
las candidaturas de Dewey (1944,
1948) ,de Eisenhower con éxito
(1952, 1956), y de Nixon (1960). El
Este no representaba la opinión
de los republicanos del Centrooeste y a ú n mucho menos de los
del Oeste, pero ha sido capaz de
manejar el destino del partido
hasta que Goldwater levantase su
bandera. La aparición de Goldwater en el teatro de la política americana se debe e n parte á un viraje en población y en riqueza hacia el Oeste. Aunque el bloque de
Estados que forma el Oeste, la antigua frontera americana, ha recibido mucha ayuda de Washington para desarrollar su economía,
se sienten cortados de un papel
decisivo e n l a vida pública del
país. Ya que el dinamismo espiritual del pueblo americano siempre empieza en el Este y termina
en el Oeste, este último siempre se

encuentra defendiendo unas tradiciones americanas contra aquellos que se las otorgaban y que
ahora las h a n abandonado. Todo
lo bueno y todo lo malo del país
cruza el continente desde el Atlántico hasta llegar al Pacífico.
Una situación semejante existe en
las relaciones entre España y el
resto del Continente europeo. Podemos decir que la frontera antigua, en la persona de Goldwater,
se ha levantado en contra de la
Frontera Nueva de Kennedy y
Johnson.
Los Goldwaterianos —hartos de
una política dirigida por "El E s tablecimiento" de la costa atlántica— se h a n apoderado del partido republicano aunque hay muchos que piensan que debieran h a ber esperado cuatro años mas. Irónicamente las tropas del Senador
de Arizona suelen ser o los ciudadanos más viejos o m á s jóvenes
del país. Representan una revindicación de una América más a n ti comunista, m á s descentralizada,
más independiente de Washington, y cortada del sentido de bienestar que domina el ambiente
americano. El mejor amigo que
tiene Johnson es el nivel t a n alto
de la vida y el miedo hacia Goldwater quien pregona una cruzada
contra el comunismo. La co-existencia o la victoria, son los lemas
que h a n dividido al país en dos.
Históricamente el partido demócrta ha encontrado su apoyo en
su bastión del Sur, que no perdonaba a Lincoln por haber sido republicano, y en las minorías raciales del Norte. Los demócratas
del Norte h a n sido liberales y los
del Sur conservadores, pero ahora el Sur se inclina hacia la postura del Senador Goldwater, debido a su adhesión a la antigua estructura federal del país, pero los

demócratas han recuperado esta
pérdida por haber ganado mucha
simpatía en el Centro-oeste que
está abandonando su antiguo r e publicanismo. Todo esto indica un
cambio de adhesiones y de lealtades en la vida política americana.
Esta campaña electoral ha despertado un polvo de odio y de rencores hasta ahora desconocidos en
los Estados Unidos. Dos ideologías
resaltan ahora con toda su crudeza y brillantez. A pesar de las
acusaciones de la corrupción y de
la inmoralidad lanzadas contra el
Presidente Johnson por los partidarios de Goldwater, es el mismo Goldwater quien ha resaltado
como la figura m á s controvertida
de la política moderna occidental.
Johnson e n su discurso aceptando
el nombramiento de candidato por
el partido demócrata habló como
si la eliminación de la pobreza y
un nivel m á s alto de la vida fuesen las metas de la civilización
occidental, en este momento de la
historia. Goldwater, en su discurso, habló de una "civilización nueva atlántica" libre de l a amenaza
del Comunismo renovada en su espíritu cristiano y despojada de
ideologías extrañas. ¿Se ha puesto Goldwater en contra del río de
la historia y de una co-existencia
inevitable como dicen sus enemigos? o ¿ha hecho una llamada a
la conciencia, n o solamente de
América sino del Occidente entero, en su cruzada contra el comunismo y en su insistencia de que
la única tarea digna de hombres
libres es, ahora, la reconquista del
occidente? Hay un tajo desgarrador entre estas dos posturas. Los
Estados Unidos, por primera vez
desde la Guerra de Secesión, son
un país dividido en dos bandos,
cuyas lealtades no permiten ninguna tregua.
s

Las divisiones comunistas se acentúan
observadores que ahora, con su caída, todo está de nuevo en juego y
no abundan los documentos para
poder deducir hasta qué punto sus
sucesores acoplarán su conducta a
la política de Pekin o mantendrán
una línea similar a la de su antecesor.

LAS CAUSAS DE LA CAÍDA
DEL PREMIER SOVIÉTICO
Dos son ante todo las causas de
la caída de Kruschev, a juzgar por
lo que dicen las emisoras y escriben los comentaristas tanto de
aquel lado como de éste del telón.
Una es su pugna con el gobierno
de Mao-tse-tung, que condujo al jefe soviético a convocar el famoso
Cónclave comunista, en el que habían de participar en diciembre próximo todos los partidos comunistas
del globo.
La otra, su fracaso estrepitoso en
el programa agrícola de la URSS.
No se advierte hasta qué extremo
la primera de estas causas ha sido
determinante y circunstancial la
otra. En todo caso la suma de ambos motivos ha demostrado constituir demasiado contrapeso para el
prestigio de Kruschev.

Nos dicen los geógrafos que en
la órbita de nuestro Globo tenemos
parhelio y perihelio. Es decir, un
período de máxima aproximación al
Sol y un tiempo de máxima lejanía
del astro solar.
Un espectador del panorama mundial tendría que admitir ahora que
igualmente, en el devenir del acontecer, tenemos un tiempo de máxima actividad y un período de extrema quietud.
Este que nos toca ahora vivir es,
sin duda, de una dinámica movida
por un ritmo de acentuada aceleración.
No se trata de exageración ninguna. N o se trata siquiera de proteger unas épocas para favorecer a
la actual. Mas sin que ello implique desdoro para ningún pretérito
es preciso admitir que nunca como
ahora la historia ha vivido a tal
galope y con tamaña celeridad.
Diríase que el momento lleva la
característica de un recordman sólo
atento a batir récords como objetivo esencial.

Se baten los «récords» en la
Olimpíada: en el viaje por el Atlántico, en el camino a la Luna y en
la longevidad media del ciudadano
común.
No hace falta decir que en la política mundial los récords consisten
en un acontecer tan apresurado que
las noticias quedan ya anticuadas
para cuando apenas han saltado del
teletipo al lector.
En estos días de atrás el observador atento de la situación internacional ha podido comprobar que
tres acontecimientos de trascendencia excepcional han monopolizado
los titulares de toda la prensa mundial.
Los tres capítulos son: a) la eliminación de Nikita Kruschev del
gobierno de la URSS: b) la explosión de la primera bomba atómica
china, y c) la reelección de Jhonson.
De los tres el que más tinta hizo
gastar fue sin duda el primero,
puesto que Kruschev, por su pugna
con el jefe chino Mao-tse-tung, había despertado tal interés entre los

Mas cuando apenas había cambiado las primeras impresiones y
preparaba todo su raport, Togliatti
sufrió el ataque del cual ya no se
recobró. De su informe entregado
por su esposa a Luigi Longo puede
hacerse idea el lector al saber que
ahora el partido comunista italiano
exige aclaraciones a Breznew para
que explique cómo y por qué han
eliminado de manera tan «poco democrática» a Kruschev.
Después de esto los conjurados
optaron por acelerar la eliminación
por simple mayoría del Comité Central.
No era cosa, según su tesis, de
enfrentarse con China y a la vez
perder el apoyo de la inmensa mayoría de partidos de Europa oriental y occidental.

LA AGRICULTURA: OTRO
GRAN FRACASO DE KRUSCHEV
Si en el plano exterior China
encargó de provocar en último término la caída del Premier, en el
programa interior la agricultura
constituyó el fracaso más monumental de toda la política de Kruschev.
En realidad el fracaso kruscheviano supone el punto más débil del
sistema al quedar al descubierto la

Es preciso recordar que según se
iban conociendo en el Kremlin las
posiciones de los diversos partidos
comunistas, quedaba más claro el
balance según el cual eran más numerosos los personajes que no deseaban condenar como perjuro y reprobo a Mao-tse-tung, tal como intentaba hacerlo en el próximo Cónclave moscovita el Jefe del Kremlin.
Para los adversarios de Kruschev
resultaba inadmisible que a cuenta
de tamaño juicio público contra
Mao-tse-tung pudiera quedar aislada
la URSS no sólo de quien ya lo estaba, sino de otros países a quienes
no agradaba sino que disgustaba
profundamente ese cisma entre Peking y Moscú. Palmiro Togliatti fue,
sin duda, uno de los últimos actores en ese drama que abocó a la eliminación de Kruschev.
Togliatti, en efecto, fue a la URSS
hace unas semanas sólo con el fin
de señalar a Kruschev los inmensos
peligros que acarreaba su actitud al
convocar a partidarios y disidentes
al Congreso mundial en Moscú para diciembre próximo.
A pesar de su avanzada edad y
no obstante su enfermedad, Togliatti hizo el viaje a Moscú para encontrarse con que su amigo estaba
descansando en Sochi, Crimea, en
el templado clima del Mar Negro.
Nuevo viaje y nuevas molestias
para el italiano, que harto más necesitaba de cuidados y quietud.

SUSLOV

El fracaso de la agricultura i n f l u y ó en la
d e s t i t u c i ó n del p r i m e r m i n i s t r o r u s o

desde la caída de Kruschev

El problema chino
tarea

urgente

Je

JOHNSON

incapacidad de un régimen que no
pudo ni ofrecer los incentivos necesarios al productor ni organizar de
modo racional el campo de la
URSS.
En este asunto de la agricultura
hay que partir de atrás para calibrar todo lo que se puso en juego
y se perdió para desprestigio del
régimen y descalificación definitiva
de un sistema tan primitivo como
erróneo.
Kruschev entró en 1949 en el Politbureau para encargarse de la
ricultura. Medida inmediata, la
• ación de «Agrovilles», algo así
como comunas rusas, donde todo se
haría en grande. No sólo la cosecha
de este pueblo o de aquel, sino la
de toda una zona comarcal. Esto,
claro está, no es ningún invento
kruscheviano. Pero lo inefable del
caso es que Kruschev creyó que el
plan podía resultar teniendo a sueldo al obrero, al capataz y al director, sin ningún aliciente para los
productores, bien rindiesen el 50 o
el 100 por cien.
Para poner en práctica parejo programa el gobierno labró las tierras
vírgenes en una superficie de cuarenta millones de Has. Calcule usted lo que tan fabulosa superficie
de tierra virgen supone si recuerda
que la superficie de España total
no pasa de cuarenta millones de
hectáreas.
Así pues se hizo el ensayo, se
gastaron miles de millones y millares de ingenieros actuaron desde Siberia hasta Kazaskan.
Un observador americano especialista quedó aterrorizado del abandono en que los obreros dejaban la
herramienta en el campo. Más de
30.000 cosechadoras se estropearon
en un solo invierno bajo la nieve,
siendo inútiles al año siguiente.

De este modo el presupuesto soviético quedó tan resentido que era
preciso cada año realizar otro esfuerzo descomunal, a pesar de lo
cual según el informe de las Naciones Unidas en 1959, 1960 y 1961
la producción agrícola no aumentaba en la URSS.
Entonces la sequía se encargó de
descargar su catástrofe, llegando en
1963 la caída vertical.
Desde la caída de Stalin la población ha aumentado en casi 40 millones de bocas, pero la producción
agrícola es la misma que en 1953.
Ante semejante perspectiva y con
el espectro del hambre a las puertas
de Moscú, Nikita Kruschev en octubre de 1953 lanzó su célebre llamada patética al pueblo: «Sólo si
empleamos con cuidado el cereal el
pan será suficiente para alimentar
la población...».
Pero quedó evidenciado que no
bastaba el pan. Este año los aviones
rusos han ido volando hacia París,
Londres o Nueva York llevándose el
oro soviético en pago del trigo que
Francia, América, Australia o Canadá no podían consumir y vendieron
a los Soviets.
De este modo el trigo «capitalista» ha sido vendido por oro en barras en un volumen que nadie pudo
soñar. Ya que han sido millones de
toneladas las que Kruschev tuvo que
comprar para saciar el hambre de
pan de las masas rusas después de
45 años de comunismo en la URSS.
Esto demuestra que si bien el comunismo en el camino a la Luna ha
podido batir récords de resonancia
global, en el capítulo sencillo y minúsculo de comprender el alma del
mujik se halla tan lejos de su objetivo como se encontraba en la época del Zar.

Los Soviets se encuentran ahora
con que han construido naves espaciales, pero no han solucionado
ese binomio elemental compuesto
por el estímulo individual y la libertad.
Primero fue preciso que muriesen
decenas de millones de campesinos
por el mero hecho de que no se
acoplaban al papel pautado que enviaba el Kremlin. Ahora, apenas disminuyó un mínimo el terror, el mujik, ante la carencia de todo estímulo produce lo menos posible. Con
lo cual Kruschev se encarga —indirectamente— de demostrar a la pública opinión que el comunismo no
ha resuelto el problema vital de
equilibrar la dignidad y libertad individual con el programa gubernamental. Si en la agricultura propiamente dicha la catástrofe fue épica,
en la ganadería, aun cuando parezca imposible, todavía fue mayor.
Así entre la huida de la reserva
de oro para pago de trigo occidental y el temor de verse aislados de
chinos y europeos a la vez los
miembros del Comité Central ruso
han optado por eliminar al S, Nikita y no llevar el cisma hasta su
extremo con Pekín.
Lo inefable del asunto es que con
la desaparición del célebre personaje no se resuelve ningún problema
vital y ahora se ve que los comunistas europeos no se resignan en
modo alguno al papel de satélites.
Sino que desean opinar y actuar como jefes responsables lo mismo
agrade como desagrade esto a los
dueños del Kremlin.
Ciertamente hay motivos para
pensar que los gobernantes rusos
deberán actuar rápidamente si desean poner coto a esa ola de emancipaciones visible y ostensible en
todo lo que fue un día coto cerrado
de Stalin.

Con la prueba electoral ya superada y conclusa puede el Presidente
Johnson dedicarse con mayor tranquilidad a los grandes problemas
que tiene pendientes el gobierno federal de Washington.
Probablemente el número UNO
por su prioridad es el de detener la
proliferación de las armas atómicas
si se ha de preservar la paz.
Hubo una época en la cual hubiese sido mucho más sencillo el
acuerdo por ser únicamente dos los
miembros del Club Atómico Mundial. Ahora son cinco los miembros
y si Dios y los hombres no lo remedian, pronto serán diez.
En todo caso los hombres sensatos de todos los continentes están
de acuerdo en afirmar que la disyuntiva es obvia O se detiene la
proliferación de armas nucleares o
la paz no podrá sobrevivir.
Proyecte en efecto usted esta
perspectiva y permita la proliferación de armas nucleares a cualquier
irresponsable del estilo de Castro o
Nasser y se encontrará con que la
paz es imposible.
Es en ese campo donde el Presidente Johnson deberá actuar con
prudencia, tacto y celeridad.
Porque si China ha sido capaz de
construir su primera bomba no cabe duda de que en un plazo relativamente corto logrará obtener los
medios de trasladar dicha bomba lo
mismo sobre Washington que sobre
Nueva York.
En realidad con la explosión china acabó una época única y el mundo se enfrenta con la realidad de
que el Estado cuyo censo supone
la cuarta parte de la población mundial tiene ya medios para construir
su propio arsenal nuclear.
No hay más que sumar los setecientos millones de chinos al potencial atómico y tendremos un resultado que puede obligar a Johnson a
resoluciones que sin duda no pudo
adoptar hasta hoy.
De todos modos que nadie piense en que se puede dar marcha atrás
al reloj de la Historia. Precisamente
la esencia del drama radica en que
no es posible andar para atrás.
De este modo la tragedia se agiganta al pensar que esto se pudo
evitar si se hubiera actuado a tiempo años atrás.
Mas el hecho real es que el problema no desaparece porque ahora
junto al fanatismo irrumpa el barbarismo de unas masas a las que no
se les permite ni pensar por su
cuenta ni eludir el mandato de Maotse-tung.

Escribe:

JUAN DE ECHAIDE






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