MonteJurra Num 46 Mayo 1969 (PDF)




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A R B O N N E : L O S 8 0 A N O S D E D O N JAVIER

M O N T E J U R R A , que nació en unos
s ó t a n o s y c o n el a p o y o d e l p u e b l o
v e n c i ó t a n t a s dificultades, q u i e r e
manifestar las ideas q u e recibió d e
unos hombres comprometidos.
^
4f M O N T E J U R R A , s i g u i e n d o e s t a l í n e a
t i e n e d e d i c a d a s u e x i s t e n c i a a la luc h a p o r la v e r d a d .
La a c o g i d a a n u e s t r a c a m p a ñ a d e
2 0 . 0 0 0 suscriptores h a sido grande,
p e r o n u e s t r a prisa e s m a y o r .
4£ L o s d e r e c h o s y l i b e r t a d e s d e l p u e blo e s p a ñ o l n o e s p e r a n . E s e p u e b l o
que h a conocido demasiadas guerras y t r a i c i o n e s n e c e s i t a participar
e n a l g o q u e le h a s i d o n e g a d o .
3£ P a r a c o n q u i s t a r e n t r e t o d o s e s a m e *
ta, p u e d e s unirte a n u e s t r a c a m p a ñ a , r e l l e n a n d o el b o l e t í n d e s u s c r i p ción.

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DIRECCIÓN DE MONTEJURRA: Plaza del Conde de Rodezno, 1-Entlo., o
Apartado de Correos 254. - PAMPLONA
F I R M A

I

(1) Transferencia C/c de MONTEJURRA en Banco de Bilbao, Banco Español de
Crédito y Banco La Vasconla, en Pamplona.

OPINAN

los lectores

Renovarse o
morir
Son frecuentes las frases de pesimismo, en todos los ambientes,
sobre los momentos que vivimos.
En el campo de la Religión, de la
Política, de las Artes, del Deporte,
incluso de la Fiesta Nacional, el
clima es de crisis. ¿Qué ocurre en
el mundo actual para dar esa impresión de confusionismo? ¿Estamos asistiendo a los estertores finales de un período de la Civilización? ¿Cuándo termina lo que en
los libros de texto de Historia ha
venido denominándose Edad Contemporánea?
A lo largo de los tiempos ha habido períodos larguísimos sin cambios perceptibles. Las novedades
—si podían llamarse a s í — consist í a n , por ejemplo, en cambiar un
hacha de piedra tallada por un hacha de piedra pulimentada; por
usar espadas más cortas o más largas, más pesadas o más ligeras. Y
la vida —la Religión, la Política, la
Cultura— continuaba rutinaria, lenta, tremendamente conservadora,
sin apenas sorpresas de generación a generación. Durante estos
períodos —que pueden llegar hasta la Era Industrial— las f ó r m u l a s
de convivencia, las instituciones,
tenían una cimentación g r a n í t i c a .
Y habría hombres — é s t o no hay
que dudarlo— que hacían conmoverse a los esquemas de convivencia. Eran los genios que pueblan la Historia, que, como genios,
eran personas superdotadas que se
salían fuera de lo normal. Y muchas veces, las m á s , no eran reconocidos como hombres extraordinarios hasta generaciones posteriores. En su tiempo no pasaba de
ser un loco o un inadaptado.
A partir de la Era Industrial el
mundo vive de sorpresa en sorpresa. Un invento, que en su día
es considerado como definitivo, rápidamente es perfeccionado, hasta
el punto de ser totalmente distinto del original, o es sustituido por
otro que deja inservible al anterior.
En las Artes pasa algo parecido.
Los estilos evolucionan cada vez
con más rapidez. Y en Religión y
en Política lo normal es que ocurra lo mismo. Porque en Religión,
donde existen unos Mandamientos
que hay que cumplir, puede variar
la forma de cumplirlos y lo que
ayer podía ser pecado hoy puede
no serlo y al r e v é s . Porque las circunstancias v a r í a n , las institucio-

nes evolucionan, se transforman y
hay que adaptarse a ellas, porque
tanto se puede faltar por defecto
como por exceso. A veces es dif í c i l centrarse, hay un evidente
riesgo de caer en el integrismo o
en el progresismo. El Concilio Vaticano II es una prueba de la necesidad de «aggiornamiento». Lo dif í c i l es la i n t e r p r e t a c i ó n justa, el
vivir adecuadamente el momento
actual. De esta manera surgen los
desvíos en uno u otro sentido que
dan la sensación de crisis, de confusión.
En p o l í t i c a , como digo, sucede
algo muy parecido, pero peor, si
cabe. En Religión, al menos, hay
unos Mandamientos. En Política
(aunque hay países institucionalizados, con una Tradición muy cimentada —tal vez porque no se ha
confundido lo que significa Tradición—• que ha ido evolucionando
flexiblemente con el transcurso de
los tiempos al paso de los acontecimientos, quizá porque los conservadores no han levantado allí su
bandera, que no era otra cosa que
el bastión de la oligarquía privilegiada) los problemas son similares.
La c o n f u s i ó n tiene su raíz en no
hallar el significado exacto del término Tradición. Hoy, la T r a d i c i ó n ,
de otro modo que en los tiempos
de e v o l u c i ó n lenta o nula, debe
avanzar con rapidez, al ritmo de
los tiempos. Las instituciones deben evolucionar, incluso ser sustituidas por otras nuevas. No debe asustar el Progreso, que es beneficioso para la humanidad y significa perfeccionamiento. Otra cosa es el snobismo, la pura innovación por la innovación.
Es d i f í c i l hallar la flexibilidad nenecesaria para la a c o m o d a c i ó n de
las instituciones y esquemas de vida a las circunstancias del momento cuando hay que luchar contra el
e g o í s m o de los poderosos. Los privilegiados —y más si son pocos
frente a la gran masa d e s p o s e í d a —
se oponen por sistema a todo cambio que pueda hacer peligrar, aunque sólo sea un poco, su nutrida
gama de intereses. La e v o l u c i ó n ,
así, queda detenida anormalmente.
La T r a d i c i ó n queda desvirtuada.
Cuando esto ocurre, cuando las
diferencias entre los que pretenden conservar y los que quieren vivir en su tiempo se ahondan, el
momento es d i f í c i l y exige que intervengan con mucho tacto quienes están al cuidado de la Sociedad. Si no se hace, si se enarbola
la bandera de la m i n o r í a , que ha
confundido Tradición con conservadurismo de privilegios, la s i t u a c i ó n
puede resultar explosiva.

La Tradición, la f ó r m u l a de convivencia
social que estimamos
más adecuada, no la hace la minoría, sino el Pueblo. Es éste el que
va marcando el camino y al que hay
que seguir para encontrar f ó r m u las de convivencia lo más perfectas posibles. La Tradición no está
ya hecha. La hacemos todos a nuestro paso por la vida.
PABLO NARANJO
(Madrid)

Cockes y
objetivos
Les comunico en esta carta algo
que todos pudimos oir a t r a v é s de
Radio Nacional de España en Barcelona en la mañana del día 19 de
mayo de este a ñ o . El señor Solís
Ruiz, Ministro Secretario General
del Movimiento y Delegado Nacional de Sindicatos, pronunció un
discurso en la inauguración del Salón del A u t o m ó v i l de Barcelona,
que fue reproducido en cinta magn e t o f ó n i c a por la emisora barcelonesa en la misma mañana.
De todo el texto del discurso
quiero resaltar una frase del señor S o l í s : « M u c h o s trabajadores ya
viajan en coche propio, que es el
objetivo que nuestro Gobierno y
nuestro Régimen se había propuesto».
En el b o l e t í n informativo de las
dos y media de la tarde, se hizo
un comentario general de las palabras del Ministro, aunque ya no
se v o l v i ó a repetir este fragmento
en la voz propia del señor S o l í s .
L. BADIA
(Navas)

^Gibraltar...
rectificar es de
sabios*
«Gibraltar es tarea de todo gobernante y de todo ciudadano español». Palabras textuales de S. E.
el G e n e r a l í s i m o a finales de 1967.

Todo c o n t e m p o r á n e o de buen
meditar, elogiará el entusiasmo y
t e s ó n que nuestro Gobierno ha
puesto en el anglodrama del Peñón,
pero sospechará que no estamos
precisamente cerca de alcanzar el
é x i t o deseado y merecido. Cabe
preguntarse pues si no hay algún
fallo en nuestro
planteamiento.
Aparte de la razón y de la verdad,
nuestro caballo de batalla es por
una parte el Tratado de Utrecht y
por otra las Naciones Unidas, y ahí
están precisamente nuestros fallos. Cercamos la Roca todo lo posible usando de los Derechos que
nos concede tal Tratado, con lo
que el Reino Unido hace uso de los
suyos quedándose en la Roca. Machacamos el asunto en las Naciones Unidas, y Londres, como ya
hacen varios países, se echa a la
espalda las consiguientes resoluciones... y a ver quién se las hace cumplir. Se trata por lo tanto
de una prueba de fuerza, y si los
b r i t á n i c o s deciden quedarse en la
Roca contra viento y marea —ONU,
y o p i n i ó n internacional incluidas—
a ver como los echamos. No nos
sorprenda que el Reino Unido disponga tal vez pronto que el asunto Gibraltar no es de la incumbencia de las N. U. como en éste y
otros asuntos ya ha hecho más de
un país, colonizador o no, ni tampoco el que opte por «descolonizar» convirtiendo a la Roca en una
provincia de Ultramar (bajo su punto de vista no sería la única) resabiando previamente a sus actuales
moradores.
«Seamos primero ejemplares palomas, que insoportables halcones
podremos serlo s i e m p r e » . Teoría
que al parecer está aplicando Nort e a m é r i c a en Vietnam y que nosotros podemos aplicar con é x i t o en
el caso Gibraltar. No avanzamos en
el asunto por hacer justamente lo
que Londres espera.
Empecemos por levantar todos
los cercos, prohibiciones, etc., que
hayamos impuesto sobre la Roca,
sin esperar reciprocidades. Con ello
lograremos varias cosas: suavizar
situaciones tensas creando una
a t m ó s f e r a cada vez menos desfavorable; demostrar a Londres y a
todo el mundo que ya no se va
a negociar bajo p r e s i ó n ; demostrar
a todo el mundo que ofrecemos hechos constructivos, no palabras ni
promesas por muy oficiales y solemnes que sean; demostrar nuestra madurez p o l í t i c a entre otros en
el sentido de que, no porque Londres se da de cabeza contra la pared, nosotros hacemos lo mismo.
Una vez hecho esto, c o m u n i c á n dolo internacionalmente a gran escala, acto seguido invitaremos a

los de Londres y a los de Gibraltar
a celebrar negociaciones en el mismo Peñón, con la presencia de observadores de la ONU y de la mayor prensa nacional y extranjera
posible. Entretanto, nuestras Embajadas se habrán movido febrilmente en cada país donde estén
acreditadas. Previa puesta en conocimiento de los respectivos Gobiernos, se convocaran conferencias de prensa, poniendo a todo el
país en antecedentes del asunto,
medidas conciliatorias adoptadas,
propuestas de negociación etc.
¿Que Londres y/o Gibraltar se
niegan a negociar o «hacen el tonto»? Una vez m á s puesta en conocimiento de la o p i n i ó n internacional para que vean quién merece
qué. ¿Que la cosa sigue igual? Entonces será hora de que alguien
haga de las Naciones Unidas lo
que estas debieran ser:
Considerando que el Reino Unido se niega a acatar una resolución dispuesta por estas N. U., España pide la e x p u l s i ó n de la Gran
Bretaña del seno de este Organismo; en caso contrario, y como sea
que se ha demostrado que este
Organismo no sirve para nada, para España es un orgullo el retirarse de estas Naciones Unidas, cuya
vida ojalá sana guarde Dios muchos
años». Puede que este no sea un
proceder p o l í t i c o o diplomático, pero por lo menos es efectivo, y efectividad es lo que queremos, y ante
tal alternativa, es indudable que
las Naciones Unidas habrán de tomar una d e c i s i ó n , que sometida a
votación, dudo nos sea desfavorable... siempre y cuando nuestros
d i p l o m á t i c o s e s t é n a la altura de
las circunstancias no haber pedido a Londres que justificara por
qué se negó a que los gibraltareñ o s participasen en unas negociaciones en las que en definitiva se
trata t a m b i é n de su futuro. Las ú l timas no van a gozar de mucha
popularidad. Londres sabe que el
decreto sobre las aguas jurisdiccionales y todo lo que lancemos
en plan «bloqueo» irritan y predisponen cada vez más a los gibraltareños contra nosotros, eternizando así el problema.
R. FABREGAT
(Barcelona)

Carta abierta a
Emilio Romero
Admirado Emilio Romero:
Nadie puede dudar, ni lo hace,
en España de su capacidad period í s t i c a ni de su agudeza como comentarista p o l í t i c o .
Pero la realidad es que, cuando
trata del Carlismo en sus escritos,
su incisiva pluma sufre reiteradamente un completo embotamiento,
quedándose con una v i s i ó n superficial y a n e c d ó t i c a , y sin profundizar en el a u t é n t i c o fondo de su
planteamiento p o l í t i c o y doctrinal.
A s í , cuando insiste una y otra
vez sobre la «división» del Carlis-

mo a partir de 1936, en beneficio
de la dinastía alfonsina o juanista.
Naturalmente que ha habido carlistas (unos centenares, incluidos
los que, siendo antes alfonsinos, se
pusieron accidentalmente una boina roja en la guerra) que han prestado acatamiento a Estoril. Pero
t a m b i é n es cierto que si esta cifra parece ser de una trascendencia para los juanistas, a juzgar por
c ó m o lo jalean, para los carlistas
resulta totalmente irrelevante.
Pero no es sólo eso. También ha
habido carlistas que han pasado a
otros campos (falangista, socialista, etc.), como otros han venido de
éstos al Carlismo. Esto es ley de
vida p o l í t i c a . ¡Aviados íbamos a
estar si sólo nos r e d u j é s e m o s a
un puro crecimiento vegetativo!
Y la f r u i c i ó n con que, en su famosa y comentada «Tercera Página», glosaba Vd. recientemente la
palabra reinstauración, introducida
en las declaraciones de Don Juan
Carlos, como a u t é n t i c o hallazgo.
Porque realmente, si la p a r t í c u l a
RE se refiere a r e s t a u r a c i ó n , es
inadmisible a estas alturas (y creo
que en esto estamos de acuerdo la inmensa mayoría de los españoles) que se llegue a insinuar
siquiera que lo que se hundió por
su propio peso el 14 de abril pueda, de una u otra forma, restaurarse.
Y si se asimila la citada p a r t í c u la a la palabra República, en lo que
Vd. se recrea con auténtica delectación
( a u t o c i t á n d o s e inclusive),
debo decirle que precisamente ese
enfoque institucional, social y democrático, coronado por la Monarquía en lo alto del Estado, es precisamente el que el Carlismo ha
defendido siempre.
Porque no en vano Mella (que
m u r i ó hace muchos años) concebía a España como «un conjunto de
repúblicas, d e m o c r á t i c a s en el municipio, a r i s t o c r á t i c a s en la región
y coronadas en el Estado por la
Monarquía» (cito de memoria). Ref i r i é n d o s e desde luego en su concepto de aristocracia no al de
sangre, sino al de función y servicio.
Y es por ello, por lo que el Carlismo, que siempre ha propugnado
el fortalecimiento de los organismos
sociales (municipios, regiones, sindicatos, etc.) frente al poder o m n í m o d o del Estado, como
contrapeso y freno a sus posibles
abusos y defensa de la sociedad,
aceptaría con más facilidad una
República que garantizase estos
presupuestos, que no una Monarquía que prescindiese de ellos en
beneficio de castas o grupos de
presión.
Las soluciones actualizadas del
Carlismo se reflejan, por ejemplo,
en la descentralización administrativa, la s u p e r a c i ó n del concepto de
provincia (que al siglo de su instauración se muestra insuficiente),
la revalorización de la región y vitalización del municipio, considerados como organismos sociales y
vivos y no como delegaciones gubernativas del Estado (sin perjuicio de que é s t e ordene sus órganos en f u n c i ó n de a q u é l l o s ) , la
autonomía y autarquía universitarias y la p r i m a c í a de su f u n c i ó n
social.

Lo mismo se produce con la reivindicación del mundo del trabajo
y de sus organizaciones, en las
exigencias
de
representatividad
sindical e independencia y en su
proyección p o l í t i c a en las Cortes,
e incluso en el Gobierno, en la reforma de la empresa capitalista
(privándola de su carácter exclusivo de propiedad del capital, para
encuadrarla en su función social,
con participación real de capital y
trabajo en su g e s t i ó n y en sus resultados), en la modificación de
las estructuras sociales en profundidad (socializando lo que haya
que socializar) y en la exigencia
de una educación para todos, según su capacidad, y no de acuerdo
con su origen social.
Finalmente, el reconocimiento y
la exigencia de la más amplia concurrencia de criterios, que, dentro
de la legalidad y con libertad plena
de d i f u s i ó n y d i s c u s i ó n , puedan tener su adecuada representación política, de acuerdo con su respectivo poder de arrastre y s u g e s t i ó n .
Y por todo lo anterior, el Carlismo sostiene que el pueblo español, representado en las Cortes, tiene derecho, en la designación del Príncipe que garantice la
Monarquía católica, tradicional, social y representativa, a poder optar por los que, como la familia
Borbón-Parma, por Historia y adscripción personal, siempre han sostenido esta s o l u c i ó n para España,
sin que sea ó b i c e para ello el tecnicismo de la falta de una nacionalidad que les fue retirada precisamente por defender ese ideario.
Negarle esta opción «a priori» es
i m p o l í t i c o , injusto y a n t i d e m o c r á t i co.
Esperando haber podido contribuir modestamente a aclarar sus
nebulosas ideas sobre «el Carlismo desencuadrado de Don Hugo»,
le saluda muy atentamente,
E. de J.
(Madrid)

E,l acto de
Montejurra
En Montejurra 69, el Carlismo ha
dado un rotundo m e n t í s a quienes
lo pretenden considerar como una
momia egipcia, o, todo lo m á s , una
estampa de museo. Y demostrando, al mismo tiempo, cuan lejos
de la realidad están quienes quieren hacer creer que el Carlismo se
compone de unos grupitos de conformistas sin honor ni dignidad.
Otros han pretendido que el Carlismo ya no tiene cabeza visible,
y anda buscando algo que se le
parezca. El clamor de MONTEJURRA ha demostrado la equivocación de quienes han lanzado tan
gratuita a f i r m a c i ó n . El Carlismo,
fiel a la única Dinastía L e g í t i m a ,
con la cual e s t á identificado y vinculado, no ha caído en ninguna
trampa.
A t r a v é s del Mensaje de su
Abanderado y de las palabras de
algunos de sus hombres represen-

tativos, el Carlismo ha dicho cuanto tenía que decir. Ha expuestoreivindicaciones, que no son solo
las de un grupo p o l í t i c o , sino las
del Pueblo Español. Del que trabaja y del que estudia, del que
quiere vivir libre, amparado en leyes justas, que no tengan nada
que ver con la del embudo, del
que no admite componendas ni remiendos mal hilvanados, del que
quiere saber a dónde vamos... y
por qué caminos... El Carlismo ha
replicado a muchas afirmaciones
falsas y tendenciosas. El Carlismo
ha hecho preguntas tan lógicas como justificadas. El Carlismo ha
recogido el guante, aunque alguien
tenía puesto el pie encima, para
que no lo pudiera recoger. Y el
Carlismo ha lanzado el suyo al terreno.
Por de pronto, haremos nuevas
preguntas: ¿Por qué no se publican ni el Mensaje de Don Javier,
ni los discursos pronunciados en
la Campa de Irache? ¿Por qué se
pretende ocultar la importancia de
la concentración carlista y del acto de Montejurra, publicando tan
solo unas líneas en la Prensa, como si se tratase de una pequeña
romería local, destinada a comer
rosquillas? En contraste, cualquier
acto de mucha menor importancia,
pero que goza del beneplácito oficial, cualquier m a n i f e s t a c i ó n deportiva, merecen páginas enteras
en los p e r i ó d i c o s y los honores de
repetidos comentarios en todos los
diarios hablados. No digamos nada
de los espacios reservados en la
pequeña pantalla... «para vivir cantando», o para «admirar» las chinchillas de Massiel! Y, ¿qué decir
del reciente luto oficial, de los
crespones hasta el suelo, de los
telegramas de pésame obligados,
de las toneladas de papel, de los
k i l ó m e t r o s de película f o t o g r á f i c a
y de los ríos de tinta dedicados al
fallecimiento de una ex-reina, que
no tuvo ni un leal que la acompañase en su «viaje» del 15 de abril
del 31, pero que ya tenía a buen
recaudo las joyas de la Corona,
como lo estamos viendo, actualmente? Cuando el pueblo español
e n t r e g ó hasta los modestos anillos
de boda, para recaudar fondos, en
tiempos de la Cruzada, cuando Don
Javier de Borbón Parma (¡Príncipe
extranjero!), empeñaba su patrimonio personal para comprar armas
destinadas a la defensa de España, ninguna de las valiosas joyas
de Doña Victoria Eugenia de Battemberg ( ¡ t a n e s p a ñ o l a ! ) , vino a
engrosar la recaudación, ni s i r v i ó
para adquirir tan necesarios pertrechos.
Ante esta confusa s i t u a c i ó n , se
alza la verdad del Carlismo! Y esta verdad se ha hecho patente y
ha quedado plasmada en MONTEJURRA. Con miles y miles de j ó venes, de todos los á m b i t o s sociales, que no e s t á n dispuestos a ser,
un día cualquiera, carne de cañón
de los poderes ocultos, ni a dejarse asfixiar por los t e n t á c u l o s
de un monstruo llamado capitalismo. Dos testimonios ha dado MONTEJURRA, este año: el de la inquebrantable lealtad y fidelidad del
Carlismo a su Dinastía, y el de la
protesta por todas las injusticias,
todas las arbitrariedades y todas
las ignominias, que se vienen cometiendo, tanto con el Carlismo
como con su D i n a s t í a .
P. R. GARISOAIN
(Irún)

EDITORIAL
D I O S - PATRIA - F U E R O S - REV

AÑO V
M A Y O 1969

NUMERO 46
20 PTAS.

Una señal
para el íuturo
SUMARIO
En nuestro penúltimo número informábamos de una expulsión; en
el anterior, de su respuesta legal a través de las Cortes. En esta ocasión
nos vemos precisados a relatar otra respuesta, la popular, hecha al aire

Opinan los lectores

3

Una señal para el futuro

5

Los 80 años de Don Javier

6

Por la v í a parlamentaria la respuesta f u e llevada a sus últimas con-

Apuntes para la Historia

7

secuencias, pero el resultado no f u e satisfactorio. No hubo explicaciones

30 días



suficientes.

Desde Sevilla - Quintillo 69

8

Cada vez más dogmatismo

9

libre de la concentración de Montejurra.

En esta situación llegó el acto d e Montejurra 69, testimonio vivo de
la presencia política del Carlismo. Ahora, un mes más tarde, aún tiene

La mediocridad como s u c e s i ó n

10

resonancia el eco del día 4 de mayo, por lo que se hace difícil la se-

Dos continentes americanos

11

renidad. D e todas formas, con una perspectiva de treinta días, cabe una

Por esos mundos

11

reflexión sobre el significado de aquellos acontecimientos.

Montejurra 69 - Respuesta popular

12

El «Aplec» de Montserrat prohibido

17

Montejurra fue una respuesta popular. Allí estaban presentes miles
de españoles de los que se ganan el pan de cada día en el campo o en

Recortes de prensa

18

Momento

20

profesión liberal. Gentes de todas las regiones españolas con la con-

De nuestro lema: FUEROS

22

ciencia sensibilizada ante los problemas de su país, que se preocupan

La rebeldía del hombre libre

23

por la sociedad en que viven. Miles d e españoles que buscan un futuro

C r í t i c a de libros

24

dentro d e la constitución vigente, que proponen soluciones a los más

Sobre los problemas de la Iglesia en Vizcaya

26

importantes problemas de España: a sus regiones centralizadas, a sus

la fábrica, que estudian en las Universidades o que trabajan

en una

sindicatos anquilosados que esperan una reforma oficial, a los grupos de
opinión q u e no han conseguido un cauce espontáneo.
Estos miles de carlistas no necesitan tarjeta de recomendación para
actuar cara al futuro. Desde hace siglo y medio vienen luchando por una
España más justa.
Pero a los deseos de este pueblo capacitado para crear, no se les
ha prestado oídos. Se encuentra desplazado de la marcha oficial d e España
y esto le hiere. Por eso Montejurra f u e una respuesta ante su margina-

MONTEJURRA
AÑO

V



NUM. 46



MAYO 1969

*

20 PESETAS

ción. Y d e la misma forma que la respuesta parlamentaria quedó sepultada en las páginas del Boletín de las Cortes, esta respuesta popular de

PRECIOS SUSCRIPCIÓN ANUAL
ESPAÑA
Normal
250 Ptas.
Especial
400 Ptas.

Montejurra no ha sido recogida. Está siendo castigada con multas y pro-

EXTRANJERO
Portugal, Marruecos
Hispanoamérica. 47S pts.
Europa
600 pts.
Resto del mundo. 700 pts.

B

Director: MARÍA BLANCA FERRER GARCÍA
Administrador: JOSÉ MARÍA ECHARRI LOIDI
Dirección y Administración:
CONDE DE RODEZNO, 1 —
Impreso

en GRÁFICAS

cesamientos.

APARTADO 254 —

NAVARRAS,

S. A.

Los sucesos del 4 d e mayo son también índice y termómetro. La
cualificación del pueblo carlista es muestra de la madurez política de la
sociedad española, que quiere tomar parte en las decisiones políticas,
porque tiene conciencia de sus derechos y está capacitada para ejercerlos.

PAMPLONA

Montejurra f u e índice de la necesidad de contar con el pueblo para

(GRAFINASA)

decisiones d e futuro. No e s dable creer en una indolente pasividad de la

MANUEL DE FALLA, 3 — PAMPLONA — D. L. NA. 205 - 1963

sociedad española. Pensamos que el significado de la jornada d e Montejurra tuvo valor positivo, porque vino a ser una llamada de atención digna
de ser tenida e n cuenta. Por eso Montejurra-69 fue, además de respuesta,
una advertencia.

LOS OCHENTA AÑOS DE DON JAVIER
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500 Carlistas: un día en el destierro
Javier de Borbón Parma. De todas
las regiones españolas partieron
autobuses y turismos. Un avión procedente de Sevilla que pretendía
aterrizar en Biarritz, tomó tierra
por orden gubernativa en Fuente rrabía.
Amenazaba lluvia en la plaza de
Arbonne, frente a la Iglesia parroquial. Don Carlos Hugo condujo su utilitario hasta la es:alerilla
del templo. Los carlistas agitaron
boinas en alto y rodearon el automóvil. A duras penas pudieren salir las infantas María Teresa, María Cecilia y María de las Nieves.
Todos esperaban un quinto pasajero. Pero doña Irene estaba enferma y tuvo que quedarse en
Holanda. Minutos más tarde llegó
don Javier acompañado de doña
Magdalena. Aplausos y felicitaciones. Para entonces habían aparecido también doña María Francisca
con su esposo el principe Eduardo
de Lobkovicz y sus dos hijos.

esperaban turno durante 4 horas
para pasar el puente del Bidasoa.
La duquesa de Osuna, don José
Inchausti, don Gabriel. Alonso, don
Ambrosio Astrain, don Francisco
Diaz de Cerio, don Javier María
Pascual y don Raimundo de Miguel no pudieron siquiera pasar la
frontera. El grupo de andaluces que
había fletado un avión especial y
los ocupantes del autobús de Estella, pudieron usar sus pasaportes a las tres de la tarde.
UNA MULTITUD
EN L A I N T I M I D A D

«Villa Valcarlos» es un caserío
vasco como todos los de las laderas de Arbonne. Detrás de la
casa están los establos y pajares
para la hierba. Ahora, desde el 20
de diciembre de 1968, «villa Valcarlos» es un caserío remozado so-

justicia, de paz y de libertad y
esto es lo que el Rey nos ha enseñado».
Don Javier, entre grandes aplausos, pidió silencio para agradecerla presencia de todos que consideró
como el mejor regalo. Intentó leer
unas cuartillas escritas a mano pero su emoción le alejó del papel.
«Somos una gran familia perqué
estamos comprometidos en una
magnífica tarea que hacemos en
común». También expresó su confianza en los años venideros porque «se aproximan grandes cambios para recompensar vuestra fidelidad». Recordó desde la alturi
de su «quinta juventud» los años
difíciles del Alzamiento y las palabras de su tío el rey Alfonso
Carlos: «Cuando yo falte, tú me
remplazarás».
El secretario general de la Comunión Tradicionalista dio leitura

ESAS ALTAS M O N T A N A S . . .

((Ahora, en mi quinta juventud, me
siento orgulloso de vosotros».

Tres semanas después de Montejurra, cientos y cientos de carlistas cruzaron la frontera por
Irún, por Behovia, por Ibardin,
por Dancharinea. Destino: Arbonne, un pueblecito vasco vecino a
Biarritz. Tres semanas después de
Montejurra cumplía 80 años don

La misa de acción de gracias comenzó a las 12,30. Durante la homilía, el P. Juncosa se refirió a
una canción popular del Pirineo
catalán y la comparó con la situación de la familia real: «esas
altas montañas que nos separan
de nuestros amores». Concluyó con
la canción, diciendo que un día
esas montañas —el Larhun, el Sayoa, el Aneto— se allanarán y podremos «ver a nuestros amores».
Pero las montañas siguen separando. En Irún cientos de carlistas

De Irún a Behobia, de Behobia a San Sebastián, en busca de un notario.
150 pasaportes en regla esperan luz verde.

bre el que se airea la bandera de
España. Las corralizas tienen ahora
chimenea y piso de piedra. En
«villa Valcarlos» todo está previsto para acoger cen naturalidad.
A media tarde don Javier y su
familia recibían a todos los carlistas que habían llegado a Arbonne. Era aquello una sobremesa
en día de cumpleaños del patriarca. Se gritaron vivas salidos del
pueblo, hubo regalos simbólicos
—dos espadas toledanas— y palabras afectuosas.

Una gran familia, de cientos de personas, sube a la iglesia a dar gracias
a Dios.

Don Carlos agradeció a su padre
los ochenta años de servicio a España. «Ha sabido dar la razón de
ser al carlismo y, en cada momento ,ha sabido modificar esta razón
buscando el máximo servicio», dijo,
y explicó que la dignidad real es
servicio y sólo eso. «Queremos aportar a España unas soluciones de

a los documentos por los que don
Javier concedía la Gran Cruz de
la Orden de la Legitimidad, proscrita a la Princesa de Asturias,
doña Irene de Borbón Parma; la
Cruz de caballero de la misma Orden a don Federico Ferrando Pena, a don Miguel Larrañaga Medina, a don Javier María Pascual
Ibáñez y a don Esteban Gorri Tambo. Y la Cruz de la Orden a doña
Margarita Muruzábal Pagadizábal.
El momento más íntimo del día
comenzó cuando terminaron los
discursos y los honores. Todos los
carlistas asistentes fueron pasando uno por uno, para felicitar a
don Javier. A su lado estaban su
esposa doña Magdalena y sus hijos.
El acto de saludo duró más de dos
horas, tiempo en el que don Javier
cambió algunas palabras con todos
los que le deseaban larga vida para
bien de España.

APUNTES PARA

LA HISTORIA
El léxico popular de la guerra —y en tan
apretado trance el que habla es el pueblo— pecaba de desgarrado. La literatura épica no abunda en madrigales. Y no solamente en denuestos
para el enemigo: ideas, signos, personas, sino
que la propia abnegación, el heroísmo escalofriante, eran denotados con motes, h u m o r í s t i c o s
o expresiones vulgares, cuando no groseras. A s í ,
el desinterés y la abnegación ejemplares del Req u e t é , de los carlistas todos, de las madres insignes —loor a todas y m e n c i ó n qspecial de las
de Artajona— merecieron este slogan: «los requetés no cobran factura».
Y los requetés no han cobrado factura. Porque ni la han pasado ni la pagaduría hubiera podido pagarla por haber otros dejado exhausta su
tesorería.
¿Vamos a inventariar los sacrificios, la sangre y las vidas; los medios e c o n ó m i c o s , los desvelos de las margaritas y enfermeras, las armas,
la Prensa? Los sacrificios por la madre no se miden ni se pesan porque es mayor el amor.
Pero sí podremos, sin mezquindad ni egoísmo, clasificarlos en estos cuatro g é n e r o s : servicio de guerra de nuestros heroicos e incomprendidos requetés; preparación para la misma de la
que gran parte, la de las regiones c a r l i s t í s i m a s
de Cataluña y Reino de Valencia, se malograron por infidelidad con la Patria de los jefes militares, cobardes o claudicantes, en cuyos cuarteles fueron inmolados nuestros muchachos presentados. A l l í , según consigna que habíamos dado Don Javier, Príncipe Regente, y yo, Delegado
del Rey; el aporte doctrinal conservado por la
Comunión en la propaganda y en las luchas contra los poderes constituidos serviles a la revolución liberal, de cuyo rico acervo doctrinal parte
se ha incorporado al Estado surgido de la Victoria, parte flota en verbalismos irreales y parte
ha quedado menospreciada o desconocida. Y la
cuarta clase de aportaciones m e r i t í s i m a s es la
conservación del principio m o n á r q u i c o .
Porque la monarquía no se improvisa. Ninguna g e n e r a c i ó n , por dinámica y fecunda que sea,
puede crear lo que por su naturaleza, por su
esencia misma, es creación de los siglos: Obra
de los siglos, que quiere decir resultado del
consenso sucesivo de varias generaciones. (En
la c o n d i c i ó n de lo sucesivo, de lo transmitido,
está el valor vinculante de la t r a d i c i ó n ) .
Balmes dirá en sus escritos p o l í t i c o s que
tampoco las familias reales se improvisan. En
su orden sucesorio, en su t r a n s m i s i ó n por ley
de herencia está, correlativamente, el valor vinculante de los reyes al bien común del pueblo.

Este concurso moral del carlismo, concretamente de la d i n a s t í a l e g í t i m a , a la Cruzada consta de dos puntos de rica vitalidad j u r í d i c a : la
propia legitimidad sucesoria y la Regencia.
En el anterior artículo d e c í a m o s que no habiendo existido en el alzamiento nacional expresión alguna, c o n d i c i ó n o nota monárquica exp l í c i t a , la había puesto, y sólo la C o m u n i ó n , implícita en su exigencia condicionante al concurso de sus cuadros y de sus medios militares.
Esta era que, en vez de los partidos p o l í t i c o s

Por Manuel FAL CONDE

• LOS R E Q I E T E S NO COBRAN FACTURA
del r é g i m e n liberal, se incorporara todo nuestro
pueblo, sin distingos ni diferencias partidistas, al
nuevo orden mediante sus representaciones orgánicas, forales y representativas.
Y para suplir un concepto que la voracidad
de la linotipia se «comió», repitamos este párrafo: «esa naturaleza orgánica DE LA SOCIEDAD
POLÍTICA, EN BUENOS PRINCIPIOS IMPLICABA
LA M O N A R Q U Í A » . Lo subrayado es lo omitido
y se consigna aquí porque en el concurso de la
C o m u n i ó n al alzamiento, aún sin forzar el argumento con la exigencia de la bandera, estuvo
presente el ideal constructivo m o n á r q u i c o .
Pero m o n á r q u i c o tradicionalista, porque régimen de partidos, en tanto les compete la participación en las tareas de gobierno, es indiferentemente monárquico-liberal o republicano.
M á s aún, en la literatura p o l í t i c a , el rey que reina y no gobierna, salta las barreras de lo may e s t á t i c o y cae pronto en la bufonada.
Régimen, por el contrario, de estructuras orgánicas cuyas libertades públicas y cuyas representaciones ante la soberanía p o l í t i c a se
fraguan o r g á n i c a m e n t e , es, por la sabiduría de
los siglos y por la fidelidad de la herencia, Monarquía Tradicional.
Pero la «bufonada» acabó en tragedia. Por
boca de Jesucristo sabemos como acaban los
poderes i l e g í t i m o s : huida y abandono.
En el contraste de procederes que explica la
divina parábola, la dinastía l e g í t i m a , por el contrario, c o n s e r v ó fiel su derecho). Enseñó León
XIII el derecho de los pueblos a darse la forma
de gobierno o a elegir el p r í n c i p e que ha de
ejercer la autoridad que sólo viene de Dios, pero
condiciona la sabiduría del Papa: con tal que
sea justo y tienda a la c o m ú n utilidad. Por lo
cual, salvo la justicia, no se prohibe a los pueblos el que adopten aquel sistema de gobierno
que sea más apto y conveniente a su natural o
a las instituciones y costumbres de sus antepasados.
Mas esa d i n a s t í a l e g í t i m a conservada por un
maravilloso ejemplo de virtud cívica y de patriotismo inigualado, quebraba en su línea directa.
Si los estragos que la ilegitimidad había causado en sus líneas genealógicas, indignificando a
muchos, no t e n í a n subsanación condenándose
las causas de e x c l u s i ó n , la Regencia e j e r c e r í a
su f u n c i ó n discriminatoria, potestad de albaceazgo, operación procesal sucesoria, para declarar
quien fuera EL PRINCIPE DE MEJOR DERECHO.
El carlismo —puestas a prueba de Dios sus
virtudes c a r a c t e r í s t i c a s : la fortaleza en la esperanza— pasó varios lustros pendiente de este
designio soberano: «el Príncipe de mejor derecho».
No es esa una regencia en la que tome parte
mediata o inmediata la e l e c c i ó n . La e l e c c i ó n , vístasela como se la quiera vestir, asemeja lo monárquico a lo republicano p r e s i d e n c i a l í s t a .

Tampoco es una Regencia institucional. Conservan para España validez las palabras de Castelar en las Cortes del 69, cuando nuestros legisladores, entremezclados de masonería y ambiciones extranjeras, buscaban rey de alquiler
por las Cortes europeas: «La regencia, dictaminaba Castelar, durará hasta que la república llegue a la mayor edad». Y llegó.
Esta Regencia, propia de la p r e v i s i ó n del Rey
Alfonso Carlos, r e v e s t í a estos caracteres dignos
de la n o b i l í s i m a Dinastía de la realeza española:
Aseguramiento de la continuidad dinástica
como principio fundamental de la M o n a r q u í a .
S u b o r d i n a c i ó n del orden genealógico a la legitimidad en el ejercicio.
Los fundamentos de esa legitimidad en el
ejercicio son: la Religión y su Unidad C a t ó l i c a ;
la c o n s t i t u c i ó n orgánica de los Estados y cuerpos de la sociedad; la f e d e r a c i ó n h i s t ó r i c a de las
regiones y sus fueros y libertades que son las
integrantes de la unidad nacional; la autenticidad de la M o n a r q u í a española a la que repugnan tanto las innovaciones sucesorias como los
plagios extranjerizantes.
(Las facultades conferidas al Regente eran
fidedignamente monárquicas y genuinamente legitimistas).
Por eso, c o n t e n í a n los dos documentos prov i d e n t í s i m o s de Don Alfonso Carlos, 23 de enero y 10 de marzo de 1936, las claras y concluyentes razones de e x c l u s i ó n de los p r í n c i p e s de
la rama liberal y los que la reconocieron y sirvieron.
Y contiene, finalmente, la reiterada salvedad
de los derechos de Don Javier a la s u c e s i ó n a la
que agrega que eso sería su deseo por LA PLENA CONFIANZA QUE TENGO, d e c í a , EN TI, MI
QUERIDO JAVIER, QUE SERIAS EL SALVADOR
DE ESPAÑA.
Una nota m á s caracterizaba la i n s t i t u c i ó n de
la Regencia carlista en tan b e n e m é r i t o Príncipe:
la oportunidad h i s t ó r i c a . Determinada por la ext i n c i ó n de la línea de Don Carlos M a r í a Isidro,
en ocasión de haberse extinguido el r é g i m e n
constitucional por abandono del trono que hacía necesaria una guerra, que bien f á c i l m e n t e se
p r e v e í a de h o n d í s i m a y tremenda a f l i c c i ó n , se
r e q u e r í a una r e s t a u r a c i ó n al par de la sociedad
maltrecha y de la d i n a s t í a rota, volviendo tal vez
al tronco de Felipe V, para renovar sus fundamentos y designios.
Oportunidad h i s t ó r i c a como nunca j a m á s había tenido España, desde su unidad nacional.
Oportunidad elegida por la sabiduría p o l í t i c a
det Rey carlista en 1936. Oportunidad de 1939.
Hace treinta años.

r
DESDE

SEVILLA

las
Prensa de Zaragoza califica la concentración falangista de Alcubierre, de Montejurra aragonés. Entendemos existe cierta grandilocuencia en el término. Ni por
su repercusión, ni por su espíritu, ni por su asistencia, deben trazarse paralelos.
No dudamos que el Sr. Rodríguez de Valcárcel, habrá arrastrado buen número de
sus leales al acto político. Por otra parte las manifestaciones politizadas no nos
parecen fuera de lugar en momentos de falta de formación política, pese a la
asignatura que con ese mismo nombre más o menos todos estudiamos, y en consecuencia de auténtico humanismo, pero a quienes hemos sido en ocasiones asistentes curiosos a Alcubierre, acto de resistencia, y con brazos en alto en saludo
mussolínico como orquestación de fondo, no nos parece la comparación adecuada
y dudamos de los paralelos, aunque conozcamos geometría.

En Irlanda del Norte prosigue la discriminación social. La prensa de nuestro
País, recoge el hecho y no oculta simpatías. Como consecuencia de dicha situación, se producen manifestaciones, reyertas sangrientas y detenciones. Se promete la concesión de voto a pobres y católicos. Nos agrada la obtención de ese
derecho primario, que debe corresponder a moros y cristianos, güeifos y gibelinos,
pero entendemos deben superarse al mismo tiempo las situaciones de injusticia
crónica existentes. Mientras tanto el Presidente de la Standar Oil, instrumento
económico americano, Sr. Rockefeller es recibido ruidosamente en Sudamérica.
Se manifiesta claramente la voluntad de repudio de aquellos pueblos, ente el
colonialismo y el capitalismo USA. A pesar del fracaso de su viaje, el Sr. Rockefeller, manifiesta entiende ha sido un éxito, si bien más tarde, sus declaraciones
han sido más humildes y sensatas. Es un nuevo problema americano en momentos de negociación con el Vietcong y España. En relación a las bases en
nuestra Patria, siguen las especulaciones, la murmuración y las conversaciones.

La designación como Cardenales de los Arzobispos de Toledo y Pamplona, parece haber removido el «ethos» político próximo a la clerecía. El órgano sindical
-Pueblo», no se abstiene de solicitar el capelo en favor de Monseñor Morcillo
con un sano espíritu de democratización y de libre opinión manifestada. El profesor Muñoz Alonso desde Arriba, lamenta la designación del Cardenal Primado como candidato único al asiento «b» de la Academia española. Respecto a nuestro
Cardenal y Pastor, Monseñor Tabera, hemos leído comentarios agrios y desconsiderados en un órgano periodístico, portavoz del derechismo activo, y que en el
mismo número confundía a la ETA con el partido comunista vasco y su órgano
clandestino «Zutik», en propio beneficio de su tesis.

El Fuero, el huevo y el desafuero, ha sido tema vivo en Navarra. Todo comenzó
con un artículo servido por Pyresa, a la cadena de periódicos del Movimiento, y
firmado por un «enviado especial». Dicho artículo fué publicado por cierto número
de periódicos integrados en dicha cadena, y su contenido se entendió en Navarra
era lesivo y parcial, por cuanto sus datos no eran completos y daban pie a suposiciones poco afortunadas. La prensa de Pamplona, fue tajante en su postura repudiando la colaboración periodística, e incluso el director de Pyresa don Jaime
Capmany terció en el asunto aclarando términos, y facilitando a su cadena otro
artículo, que venía a ser un enfoque desde el punto de vista Foral del tema. Ignoramos la difusión que él mismo haya tenido en la conciencia popular española, a
través de la prensa diaria del Movimiento, pero si quisiéramos puntualizar a Pyresa, que en Navarra reconocemos errores, que los hay, y si igualmente reconocemos nuestra incapacidad estructural para corregir muchos problemas, a la Ley paccionada de 1841 y a negociaciones y acuerdos posteriores queremos cargarles su
parte de culpa. Es difícil para una comunidad poseedora de su propia legislación,
adaptarla sin propios órganos legislativos. La fuerza y vigor de nuestro Consejo
Foral está por desarrollarse, superando su propia intención constitutiva. La composición de nuestra Diputación, es insatisfactoria a los ciento y pico años en que
se plasmó su esquema institutorio. Podemos recordar las polémicas que la anterior elección de diputados produjo, y que fue debida a descontento y amor al mismo tiempo. Recordamos como intervinieron en dicha elección algunos factores externos, e incluso respecto a ella Navarra tiene buena anécdota postelectoral. Quisiéramos que Pyresa estuviera segura, de que en Navarra existe voluntad de progreso. Ni nos importan, ni tememos cambios de estructura, siempre que vayan
animados de deseo de servir al Fuero y a nuestro futuro y pasado histórico. Puede
tener Pyresa la seguridad, de que el pueblo navarro, tiene una idea muy clara de
sus deseos en ese sentido. Por descontado que no amamos al capitalismo ni propio ni importado. Y respecto a este último to combatimos y lo combatiremos, aunque siendo real y existente, normalmente subsiste y se reproduce sin necesitar
el arrimo de nuestras instituciones torales. Quisiéramos que Pyresa que cuenta
con cadenas de periódicos normalmente propicios a insertar sus colaboraciones,
diese el toque de rebato nacional, y prometemos seguirle en su campaña. Creemos
que más allá del Ebro va a tener suficiente trabajo, y no lo decimos por experiencia propia sino porque tenemos la curiosidad de leer las estadísticas económicas, y sabemos que en el Estado como en Navarra los más importantes ingresos
impositivos los dan el rendimiento al TRABAJO PERSONAL y los tributos indirectos, opinamos que esto es injusto y sirve para calificar a un sistema fiscal de
regresivo, y no nos agrada que en esta cuestión, el Estado y Navarra (y hacemos
esta puntualizacion para Pyresa) SEAN DIFERENTES. Nos bastaría con que el acertado slogan se pudiera referir únicamente a las peinetas, a los alemanes y a los
banderilleros.

Q U I N T I L L O 69
«NO

ES P O S I B L E T U
LISMO S I N D I N

«Si el ideario tradicional fuera
separado de la D i n a s t í a , p a s a r í a a
ser un residuo ¡ n t e g r i s t a » , a f i r m ó
Segura Ferns en el discurso pronunciado en Quintillo. El pasado 13
de abril se reunieron miles de carlistas de toda España en la finca
andaluza. Por los altovoces se lanzaban himnos carlistas junto a canciones de Paco Ibáñez.

llo. «Para m í hoy se presenta el
Quintillo como el de la fe y la esperanza. No es casualidad que esta
r e u n i ó n e s t é dedicada este a ñ o a
honrar la memoria de D. Alfonso
Carlos. El ejemplo de fe y esperanza que fue toda su vida tiene
unos aspectos p r á c t i c o s para nonosotros que no conviene silenciar,
sino proclamar en alta voz, como
canta nuestra vieja c a n c i ó n » .

Presidieron el acto D. Juan Palomino; D. Manuel Fal Conde, Duque del Quintillo; el M a r q u é s de
Marchelina y las autoridades de la
C o m u n i ó n Tradicionalista de Andalucía.

«LA A N A R Q U Í A ACTUAL,
CONSECUENCIA DE LA
BURGUESÍA CAPITALISTA

Finalizada la misa habló el Jefe
Regional de A n d a l u c í a Occidental,
D. Antonio Segura Ferns que señaló la importancia de este Quinti-

Un

«Nos ha tocado vivir una época, no s ó l o de crisis, sino de enorme c o n f u s i ó n . Cuando esto se produce es preciso actualizar la fe en
algo para mantenerse en pie dignamente. Sinceramente puedo de-

momento de la misa

CADA VEZ MAS DOGMATISMO
LUGA DE TENA Y LOS FALANGISTAS
ADVIERTEN A LOS ESPAÑOLES
Era el domicilio de una Hermandad madrileña, el Marqués de Luca
de Tena pronunció el 12 de mayo una conferencia sobre el fin de la escisión dinástica. Elogió a los tradicionalistas que están al lado de Don
Juan, e hizo una referencia llena de paternalismo hacia los fieles a la
dinastía carlista: «No puedo dejar de lamentar que, cuando el único heredero directo de los reyes de España hace profesión de los mismos principios que defendieron vuestros abuelos, sigáis entorpeciendo su llegada
y haciendo estéril la sangre que vuestros abuelos derramaron». Es una
afirmación que no está muy de acuerdo con lo expresado en esa misma
ocasión, en el sentido de que: «La única manera posible para que venga
el rey es ésta: sólo podrá traerse la monarquía desde el poder».
Formación de los requetés sevillanos

\ST1A»

Después de recordar el ejemplo de esperanza de D. Alfonso
Carlos, que tras las victorias militares s u f r i ó la traición y el exilio,
se r e f i r i ó a su p a r t i c i p a c i ó n , en el
alzamiento del 36 en el que «millares de requetés respondiendo al
llamamiento de la Patria y a la voz
de D. Alfonso Carlos —como ha recordado hace pocos días el Gobierno en el Boletín de las Cortes—
se alzaron el 18 de julio de 1936
convocados por D. Javier de Borbón Parma y D. Manuel Fal Conde».

UNIDOS EN LA CAUSA DE LA
JUSTICIA ( D O N CARLOS)
C i t ó los movimientos tradicionalistas de Italia, Austria y Francia
como ejemplo de integrismo, al carecer de vinculación a una Dinastía.
«A los que ahora nos Incitan
a 'rescatar a España aportando el
tesoro ideológico de la t r a d i c i ó n
—y sigo citando el Boletín de las
Cortes— hemos de decirles que
D. Alfonso Carlos no fue el ú l t i m o
representante de la Dinastía Carlista, sino el p e n ú l t i m o : hoy, el

M O N A R Q U Í A QUE TRAERÁ EL PODER.

El propietario de «ABC» se dirigió a los que él llama «hermanos disidentes» en estos términos: «Vosotros teníais razón. Ya pensamos como
vosotros, ya tenemos el mismo concepto del Estado, repudiando el liberalismo y defendiendo los principios cristianos». Como si para defender
los principios cristianos fuera preciso acatar al pretendiendo que propugna el Marqués Luca de Tena, al rey que según él «no es elegible por
asambleas irresponsables. Un rey es rey por ser hijo de su padre, nieto
de su abuelo, bisnieto de su bisabuelo y tataranieto de su tatarabuelo».
En definitiva, que D. Juan Ignacio Luca de Tena perfiló su deseo de una
monarquía sin pueblo, en la que el rey lo es «porque está destinado a
serlo por Dios y no es elegible», en palabras del conferenciante. Usando
fórmula prestada dijo: «Queremos una monarquía católica, tradicional,
social y representativa... que sólo podrá traerse desde el poder por ser
el único que, lo queramos o no tiene fuerza para ello: el hombre que
encarna las esencias del 18 de Julio».

fcDICIONA-

ciros que me parece más digna la
figura de un comunista consecuente con sus ¡deas, que la de tantas
buenas personas cuyo único objetivo es no comprometerse con nada
ni con nadie. A estos, cuando gimen asustados al afectarles las
salpicaduras de la crisis social, es
inútil recordarles las palabras de
Mella: «Levantáis tronos a las premisas y cadalsos a las conclusiones». Es inútil decirles que la anarquía ideológica es consecuencia de
los presupuestos liberales en que
han sido educados y que fueron
aceptados por las generaciones
burguesas y capitalistas que les
han precedido».

UNA

QUIEN N O ACEPTE NUESTRAS IDEAS
ES U N TRAIDOR

Don Juan Palomino, Presidente de
la Junta Suprema, junto a los jefes
carlistas de Andalucía.

representante h i s t ó r i c o , l e g í t i m o e
inequívoco es D. Javier de Borbón
Parma, al que desde aquí renovamos nuestra fidelidad, lo mismo
que al Príncipe D. Carlos, porque
así aseguramos nuestra propia pervivencia p o l í t i c a al servicio de España».

Así queda bien claro el propósito del Marqués de Luca de Tena y
sus compañeros juanistas, un método parecido al expuesto en la asamblea de jefes locales del Movimiento celebrada en Navacerrada. En esta
reunión se presentaron las bases falangistas como algo que «no necesitan
justificación, que no hay que discutir ni someter a un recuento de votos,
sino que se aceptan o no, y a quien no las acepte se le rechaza por traidor
a España».
Un jefe del Movimiento de Madrid afirmó que los falangistas no han
mandado en el Estado. «Sin embargo, nuestra acción ha servido para que
los hombres del Poder hayan servido a nuestra idea, apropiándosela». En
esa misma intervención, al referirse a la apertura del Movimiento, advirtió: «Pero cuidado: la apertura no significa la inclusión de todos en la
organización. Y a quien quiera participar es necesario impregnarle de
nuestro estilo».
La conferencia de Navacerrada fue dos días antes de la reunión de
la Hermandad madrileña. En ambas un mismo estilo: dogmatismo político
en quienes se consideran portadores de una verdad absoluta. Dos caminos
para el futuro de España, con camisa azul o corte palaciega, pero al borde
de los intereses populares.
F. G.

Fue interrumpido varias veces
con gritos de «Carlos Hugo español», «Volverán», «Libertad», etc.
Una vez terminado el discurso, se
leyó el siguiente telegrama enviado por S. A. R. el Príncipe Don
Carlos:
«Desde el destierro, pero m á s
unidos que nunca a nuestra amadísima España, con fe inalterable en
la causa de la justicia de las libertades nacionales, mi augusto Padre
y yo nos asociamos al homenaje
que t r i b u t á i s a nuestro t í o el Rey
Don Alfonso Carlos, figura principal del Alzamiento y saludamos
muy c a r i ñ o s a m e n t e a nuestros leales carlistas reunidos en Q u i n t i l l o » .
Vuestro Príncipe Carlos».
El mensaje escuchado en silencio con gritos de «Rey Javier español», «Libertad» y se c a n t ó el
Oriamendi.

De «Nuevo Diario-






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