MonteJurra Num 7 23 30 Mayo 1965 (PDF)




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' Svenska Cellulosa A B "
Fábricas
Pastas

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Kraft

de:
Cartón

ondulado

E m b a l a j e s de cartón

ondulado

M i e m b r o d e la F. E. F. C. O. (Federación E u r o p e a de Fabricantes d e Cartón O n d u l a d o ) .

D i s t r i b u y e : C. O. P. E. S. A.

Cordovilla - PAMPLONA

ditadat
JOYERÍA - PLATERÍA-RELOJERÍA
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PLAZA

DEL

CASTILLO,

TELEFONO

»

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1 9 6 14

P A M P L O N A

Apartado 2

OLESA

DE M O N T S E R R A T

contratista
(Barcelona)
construcciones

u g a r a , s . a.

España

V I T O R I A

1

C17MD0 EUROPA VOS OSSIRVA

La Revista MONTEJURRA, se llena de
gozo, relatando el triunfo apoteósico de
Montejurra en su edición 1965.
Concurrieron españoles de tierras lejanas a Navarra y tanto más de las próximas; había gentes de Ceuta, Canarias, Baleares y hasta de Santa Isabel de Fernando
Poo. Ello, con extranjeros de diversas naciones, hacen de Montejurra un acto de
repercusión internacional y entraña profundamente española.
Los carlistas son así y cada año son más
los que así son. Aumentan los que comulgan con tan santos Ideales.
Para el Semanario (¿?) Montejurra
constituye el más brillante espaldarazo
que certifica el acierto del título. Es la primera vez que publicamos dicho acontecimiento y con la ayuda de Dios seguiremos
con mayor entusiasmo si cabe.
Nuestra portada está dedicada a la
egregia Princesa Irene, que se encuentra
junto a la roca-cueva del altar. Subió haciendo penitencia y oración, mezclada con
la multitud, rezando el Vía Crucis.
Justamente hacía el año (29-4-1964) que
se casó en Santa María la Mayor de Roma,
con el Príncipe Don Carlos de Borbón-Parma, a quien los carlistas aclaman en Montejurra con unanimidad y fervor encendidos.

MONTEJURRA
DIOS - PATRIA - FUEROS - REY

SEMANARIO DE ACTUALIDAD
Precio 10 ptas. - Año I - N.° 7 - 23-30 mayo 1965
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
ESPAÑA

EXTRANJERO

Ptas.

Anual

ptas.
Portugal, MarrueTrimestre
100
eos e HispanoSemestre
190
américa
475
Año
370
Europa
600
Número atrasado
10
Resto del mundo 700
Dirección y Administración: Apdo. 254. PAMPLONA
Impr. en Gráficas Navarras, S.A. - Manuel de Falla, 3
PAMPLONA
D. L. NA 205 - 1963

De aquellos pequeños grupos de ex-combatientcs y familiares,
que desde Ayegui, por los años 40, subían, a primeros de maya
por los ásperos senderos de Montejurra, rezando el Vía-Crucis por
el eterno descanso de los héroes que cayeron combatiendo en los
tercios de requetés d u r a n t e la Cruzada, b a s t a las multitudes, siempre en a u m e n t o , que suben por estos años 60, h a s t a el pie del
crucifijo de la Cumbre, el acto h a tomado u n alcance y vuelos
extraordinarios. Desde su elevado sitial el Cristo apenas protegido
por u n a irregular cornisa pétrea, h a visto d u r a n t e muchos años
desfilar a n t e El h o m b r e s de toda España.
Y es que la p r i m e r a semilla e r a b u e n a y tenía pran vital'dad.
Las plegarias ardientes de aquellos Vía-Crucis de los primeros
años, bajo el sol r u t i l a n t e de mayo, encontraron primero eco en
Navarra, luego en España, p a r a cruzar m á s t a r d e las fronteras.
Como el grano de m o s t a z a de que nos habla el Evangelio, el VíaCrucis penitencial de la legendaria m o n t a ñ a de la Tradición, se
desarrolló de u n a m a n e r a espléndida. Y hoy Europa envía sus
corresponsales en g r a n número, y las potentes emisoras de radio
y la televisión extranjeras, en raro contraste con la nacional, dedican su atención a l g r a n acto.
El devenir de los tiempos y circunstancias h a n hecho que el
Vía-Crucis primitivo se h a completado en u n a gran manifestación en la que la E s p a ñ a tradicional hace acto de presencia. Y
lógicamente esto t e n í a que ser así, ya que la plegaria por nupstro;
mejores implicaba u n compromiso de lealtad. Debíamos seguir luchando, atentos a su m a n d a t o , por el triunfo del lema de Dio-,
P a t r i a y Rey.
Aquel paisaje austero y dilatado donde se asienta Montejurra.
coronado de grisáceos acantilados de piedra caliza, flanqueado en
sus laderas por el verde oscuro de los chaparrales, donde las flores m o r a d a s y de suave colorido del romero y tomillo, c o n t r a s t a n
con las pinceladas luminosas del amarillo intenso de las aliagas
en flor, que salpican las laderas y ponen u n a n o t a de alegría, sobre las hirientes l a n z a d a s que sus hijas espinosas nos prodigan
d u r a n t e la ascensión, se presenta a n t e Europa y el m u n d o que
solo conocían de E s p a ñ a su sol, sus playas, su cielo, a r t e y folklore. Quieren conocer ellos la m a n e r a de ser íntima que se corresponde con estas circunstancias exteriores. Aunque nos m i r a n recelosos bajo el prisma de prejuicios seculares se sienten atraídos
por algo m u y diferente a lo suyo.
Más que el sol r u t i l a n t e y deslumbrador de Andalucía, el colorido y l a belleza del Levante, m á s que el suave y evocador paisaje de las rías gallegas, m á s que la serena paz de los álamos, "esp u m a de la m o n t a ñ a a n t e la azul lejanía" que c a n t a r a Machado,
m á s que todo eso puede interesar a Europa la alegría desbordante que chispea en los ojos juveniles bajo las boinas rojas en los
senderos de Montejurra. ¿Qué h a y en ellos que no se e n c u e n t r a
en u n m u n d o descreído, escéptico, intoxicado de técnica y hastiado de goces sensuales?
¡Qué p e n a d a n m u c h o s de nuestros compatriotas que de pronto h a n pasado de u n aislamiento absurdo, arropados en sus circunstancias, costumbres y folklore a la m á s servil imitación de
c u a n t o se dice, se c a n t a , y se hace allende las fronteras!
Pero la E s p a ñ a que se manifiesta en Montejurra, es l a eterna,
vital, inasequible al desaliento, firme en sus creencias y en su
tradición. Y ver esto puede ser u n a gran lección p a r a la Europa
y el m u n d o materialista y decadente.
V e n g a n por t a n t o e n buena h o r a , no sólo aquellos hombres selectos que comprenden y a m a n nuestras cosas, sino los otros que
son la i n m e n s a mayoría, los nórdicos, existencialistas y pesimistas, aunque lleguen atosigados de tópicos antiespañoles, porque
el sol de España que los acaricia e n las playas del Sur, a l a luz
de Montejurra. en u n día de mayo, puede mostrarles la causa
de esa d i c h a í n t i m a que flota en el ambiente —para ellos desconocida—, y que surge de una a r m ó n i c a conexión del culto a los
valores eternos del pasado con los ardientes anhelos de progreso
que a n i d a n en las jóvenes generaciones.

Tradición y Legitimidad
por Pedro José Zabala

La Tradición no es un programa
cerrado, fruto de un pensador o de
una escuela. No, la Tradición tiene un carácter menos racional, mucho más humilde y democrático. Si
algo es la Tradición, representa la
acción del pueblo en la Historia,
supeditada y supervisada por la Ley
Natural. Este carácter popular, que
exige el reconocimiento pleno de
que es al Pueblo y no a minorías
turnantes o fijas a quien corresponde el protagonismo político, encierra un hondo sentido comunitario.
Comunidad espacial y temporal que
engloba a familias vivas y a las generaciones pasadas y futuras.

El concepto de Derecho Natural
es polémico, sí. La Ley impresa por
Dios en los corazones de los hombres y que éstos pueden conocer
por su razón. Esto último ha provocado discusiones. ¿Hasta qué
punto el hombre caído no ve dificultado su conocimiento de la Ley
Natural, a causa de sus pasiones?
Para un católico, la doctrina de la
Iglesia es clara, esta dificultad no
es imposibilidad.

Esto no basta. No basta que sea
un actuar popular, un aliento comunitario que trasciende el momento presente arrancado del pasado y alentando el futuro. Por esto, por exigir algo más, el Carlismo es el movimiento político que
con más años de antigüedad capta
más adhesiones de juventud. Sí, el
Carlismo lleva en su fermento doctrinal un ideal valorativo. No es un
conservatismo pragmático y positivista. Para el Carlismo la acción
del pueblo en la Historia sólo pasa
a ser Tradición cuando se ha subordinado al Derecho Natural. Y esta exigencia de subordinación se
llama Legitimidad.

Pero el problema se complica si
analizamos la cuestión de si el Derecho Natural es inmutable. Admitir su mutabilidad exige afirmar la
variabilidad de la naturaleza humana. Pero lo que sí resulta indudable es que el conocimiento que
el hombre tiene del Derecho Natural varía y se ha ido enriqueciendo
y lo seguirá en el futuro. Nociones
tan elementales hay como los impedimentos de consanguineidad en
el matrimonio, la monogamia y la
superación de la justicia por la propia mano han sido fruto de una elevación de conciencia a través de los
siglos. Y así ocurrirá con otras materias que hoy todavía se admiten.

Por eso, hablar de Legitimidad es
mucho más que un concreto dinastismo, lo mismo que el Carlismo
es mucho más que los núcleos «legitimistas» de varios países europeos.
H a sido el romanista Alvaro
d'Ors quien ha puesto de manifiesto la vinculación de la idea de Legitimidad con la Familia, derivándola de filiación legítima. La Legitimidad hace referencia a la Familia, sí. Pero a la Familia más legítima: la Humana. Con un Padre
en el cielo y unos hijos —los hombres, entre sí hermanos—. Estas son
las bases del Derecho Natural. (De
ahí la profunda diferencia de los
tradicionalistas españoles para quienes el Derecho Natural es fundamental en el orden político, con los

«Si

«tradicionalistas» franceses que lo
menosprecian y minimizan).

Este perfeccionamiento progresivo —en apariencia— del Derecho
Natural no es ciego. Existe una autoridad moral infalible que lo va
definiendo: la Iglesia Católica. Nótese que no son normas internas
para sus miembros sino generales
para todos los hombres —cristianos
o n o — en su esfera social. Más aún,
la acción de la Iglesia no es artificiosa, suele definir un principio como de Derecho Natural, cuando ha
alcanzado categoría de norma obligatoria entre la mayoría de los hombres.

Sentadas las bases filosóficas del
Derecho Natural: la dignidad del
hombre —por hijo de Dios— y la
igualdad esencial de los hombres
—todos hermanos— el Carlismo ha
sacado las consecuencias políticas.

Todo el Derecho Positivo —instituciones públicas y privadas, normas escritas a consuetudinarias, y
decisiones judiciales— tiene para
ser Derecho que subordinarse al
Derecho Natural. Esta exigencia de
subordinación hemos dicho se llama Legitimidad. Un Estado Legítimo es aquel cuyo valor bási:o es
la Justicia. Esto supone una visión
mucho más profunda que el llamado Estado de Derecho. Para éste,
es la legalidad —la ley escrita estatal— el valor definitorio y esto
es a b s u r d o : la línea divisoria entre
el bien y el mal no la pueden marcrr los productos humanos, sino algo trascendente. Por eso, de legítimo a legal va la profunda diferencia
de injusto a ilegal.

Aplicar la Legitimidad a la vida
colectiva hay que hacerlo d e forma íntegra. Las instituciones, los
modos colectivos de actuar deben
ser revisados según esta regla superior. Porque la Legitimidad tiene
que realizarse históricamente. No
puede formularse como algo estático, tenemos que acercarla a la misma vida cambiante, introducirla en
ella como un motor acelerador: en
una sociedad injusta no puede haber nada más revolucionario que lo
legítimo.

Sabemos que la vida es un entramado de relaciones colectivas en
las cuales la persona humana se realza. Por ello, no hay incompatibilidad teórica entre el Bien Común
y los derechos de la persona. Realizarlo en la práctica exige reconocer la libertad de la persona como
un principio esencial del Bien Común, y la pluralidad institucional
como garantía de la misma. Todo
esto corresponde al orden de la Legitimidad.
Pero, lo contrario a la Legitimidad es subvertir el Bien Común, o
sea emplear la violencia —abierta
o enmascarada—• para conquistar o
conservar situaciones de privilegio
en la comunidad. ¿Por qué? Porque ese supeditar el Bien de todos

al predominio de unos pocos —la
explotación del hombre por el hombre— equivale a negar la fraternidad humana, raíz de todo el Derecho Natural.
¿Cuál es la garantía de que no
se emplea la violencia parcial? Esa
g-rantía se llama la Forma jurídica.
(No tiene nada que ver con el formalismo típico del Estado de Derecho). Es lo que nuestros clásicos
llamaban legitimidad de adquisición
o de origen: el consenso institu-l
cionalizado de la comunidad al nacimiento de toda autoridad, norma,
derecho subjetivo o decisión judicial.
Claro que no basta la institucionalización del origen. El ejercicio,
el desarrollo debe también ajustarse a esas normas trascendentes. La
forma concreta será el fiel cumplimiento de los fines de cada institución, norma o sentencia judicial.
Estos fines marcan el contenido y
los límites. Su incumplimiento, su
extralimitación suponen atentados
a la Legitimidad. La Legitimidad de
ejercicio, que gustaban de repetir
nuestros pensadores.

Sí, esto implica una alteración
sustancial del ordenamiento jurídico. No es tan sólo una nueva legislación. Es mucho m á s : lo legítimo,
la determinación de lo justo y de
lo injusto vendrá dado en última
instancia por decisión judicial. La
jurisprudencia pasará a ser la fuente primaria del Derecho Positivo.
Una jurisprudencia capaz de superar la norma, afincada en la realidad socio-económica y buscando en
cada caso concreto la realización de
la justicia. Alguien verá en esto,
demasiada confianza en los hombres, los jueces. Su selección y responsabilidad serán delicados problemas. Pero ¿por qué tener más
confianza que en unos hombres en
las obras de otros —las normas—
y que necesitan siempre el concurso humano para aplicarse? La libertad implica siempre un riesgo:
la confianza en el hombre. Y la Legitimidad es, no se olvide, el orden
de la libertad.

algo es la T r a d i c i ó n , representa la

acción del pueblo en la Historia, s u p e d i tada y s u p e r v i s a d a

por la L e y

Natural»

« C a d a u n o será
nada

importa

lo que

su vida

quiera
anterior»

UN PRINCIPE ESPAÑOL E N L A LEGIÓN
Sixto Enrique de

Borbón-Parma

se alistó en el Tercio Gran Capitán
i

con el nombre de " Enrique de Aran juez"
A

Es cabo de gastadores en dicha unidad
U n hombre joven, de unos veinticuatro años, se presentó u n a
m a ñ a n a de enero de este a ñ o en
el b a n d e r í n de enganche que la
Legión española tiene en la populosa b a r r i a d a m a d r i l e ñ a de Vallecas. Firmó su compromiso de alistamiento. Dio u n n o m b r e : Enrique de Aranjuez. P a r a e n t r a r en
la Legión h a c e n falta pocos datos.
Interesa el hombre, n o su historia,
su filiación o su nacionalidad. Nada se pregunta a los hombres que
en Melilla, C e u t a o en los lejanos
confines del S a h a r a se agrupan
en las B a n d e r a s de uno de los
Cuerpos militares m á s jóvenes de

—Tres años.
—Firme aquí.
Y fue suficiente.
UN P R I N C I P E EN EL T E R C I O
GRAN CAPITÁN,

los d e m á s logró su identidad comp l e t a : la del principe Sixto E n r i que d e Borbón P a r m a , cuyo ext r a o r d i n a r i o parecido con su herm a n o Carlos fue el motivo de la
identificación. El incógnito duró
casi dos meses y medio.

PRIMERO

DE LA LEGIÓN
He podido reconstruir los pasos
iniciales de Enrique de Aranjuez
a su llegada a la Legión que en
su h i m n o c a n t a
"nada i m p o r t a
su vida anterior". Y así fue, aunque el rostro del legionario E n r i -

NACIÓ EN UNA CASILLA DE
UN P E Ó N CAMINERO
"Enrique de Aranjuez" dio al
alistarse, como apellido el titulo
que h a b i t u a l m e n t e u s a : duque de
Aranjuez. El príncipe legionario n a ció hace veinticuatro años, el 22
de julio de 1940, en la casilla de
u n peón caminero, en Bélgica.
E r a n los tiempos azarosos de la
ú l t i m a guerra. L a m a d r e del príncipe h a b l a tenido que d e j a r su residencia h a b i t u a l en el castillo de
Bosch a n t e l a invasión a l e m a n a .
Y en estas d r a m á t i c a s circunstancias fue cuando nació el príncipe.
Desde entonces, la mayor p a r t e
de su vida transcurrió en España.
E n el colegio de los Marianistas
de Vitoria estudió el Bachillerato.
Después comenzó Derecho. Ahora,
en la Legión. Me c u e n t a n que
u n a vez que se produjo su identi
ficación pasó a ser cabo de gastadores del Tercio G r a n Capitán.
Incluso, en r a z ó n a su estirpe, sr
habló de u n mejor destino. Pero...

E s p a ñ a pero con u n a tradición
gloriosa y u n a historia de hechos
de a r m a s insuperables. L a Legión
española abierta a todos los h o m bres del m u n d o pregunta poco. E n
el caso de Enrique de Aranjuez
pasó igual. Puede que la escena
en el banderín de enganche fuera
asi:

que de Aranjuez "sonó" pronto ent r e sus compañeros, muchos de los
cuales se p r e g u n t a b a n : ¿"Dónde
h e visto yo esa cara...?" L a interrogante flotaba en el aire h a s t a
que alguien recordó: "¡Hay que
ver lo que se parece este legionario al principe Carlos Hugo esposo
de la princesa I r e n e de H o l a n d a ! "

—¿Cómo se llama?
—Enrique de
—¿Tiempo
alistarse?

Aranjuez.

por

el

que

quiere

Y por "ese ilo se sacó el ovillo"
porque, efectivamente, la b u e n a
memoria fotográfica de u n legionario que puso en la pista a

—He querido servir a la Legión
española como cualquier otro h o m
bre. Aquí somos todos iguales, com o dice el "Credo," legionario.
Son p a l a b r a s del príncipe Sixto
Enrique. Le p r e g u n t e :
—¿Es u n hombre feliz?
—Si, soy u n h o m b r e feliz por
lo que hago y por donde estoy.
NO HAY H I S T O R I A DE
AMOR
La

ROMÁNTICA
Legión

tiene

una

aureola

bien g a n a d a a pulso. Cada hombre es u n a historia; y en m u c h a s
de estas historias hay casi siem
pre u n nombre de mujer. ¿Lo hay
t a m b i é n en la historia de "Enrique de Aranjuez"? Por los corrillos y las tertulias legionarias u n a
vez que se conoció su identidad, se
hablaba de que su decisión de alistarse en la Legión era "porque se
le resistía u n a m o r o porque u n a
unión matrimonial, próxima se h a bía deshecho". Y nadie m e j o r que
el propio legionario "Enrique de
Aranjuez" p a r a responder a la
p r e g u n t a hecha en t o r n o a "lo
que se decía" en los mentideros
legionarios.
—Ni u n a historia n i la otra, le
aseguro.
—¿Entonces, por qué se alistó?
—Sencillamente porque m e a t r a ' a
la historia de la Legión española.
T a l vez, si quiere, por ese aire rom á n t i c o que m a n t i e n e este Cuer
po. Lo que sí puedo decirle es qu"
todo el tiempo que llevo aqui h a
sido y lo será p a r a el futuro u n a
gran experiencia. Estoy entusiasm a d o con la vida que llevo aqui.

LOS LEGIONARIOS. SUS
AMIGOS
"Enrique de Aranjuez" se h a
sabido g a n a r por sus dotes h u m a nas y s i m p a t í a personal el afecto
y la amistad de sus compañeros
de a r m a s .
—Aqui, en la Legión, h e a p r e n
dido a t r a t a r con m u c h a gente de
diversos estilos y formas. P a r a m i
h a sido u n nuevo mundo, comunitario, donde todos necesitamos de
todos.
El legionario "Enrique de Aranjuez" se m a r c h a . Tiene que ir a
paso legionario —casi a la carrera— a la llamada de u n cornetín
de órdenes.

QUINTILLO
Miles de Requetés andaluces en
la y a histórica campa de Quintilla, en un grandioso Acto de Re-#
afirmación a los Ideales de D I O S
F U E R O S - P A T R I A - R E Y y de
lealtad a la Dinastía Carlista.

El Excmo. Sr. Don Manuel Fal Conde impuso la medalla de la Legitimidad
Proscrita a las viudas de D. J o s é María (¡arela Verde y de I). Enrique Barrau.
Homenaje o la Hermandad
Radiante se presenta la mañana
del 25 de abril. Pronto desfilamos
por las calles de Sevilla, adornada
de los más vistosos ropajes de sus
floridos jardines y parques aromatizados por el perfume embriagador
del azahar, hermoseada por la brillante luminosidad del sol andaluz,
cuando, afanosa la ciudad en vísperas de su famosa feria, trabaja como incansable enjambre, dando los
últimos toques a los Stands y casetas en muchas d e las que, como
anticipo, suenan las músicas y brillan las luces en prueba final, en las
que se exponen al visitante, junto a
la riqueza de los primeros, las más
variadas tonalidades de las costumbres de la ciudad de la Giralda. Nos
dirigimos a «Quintillo», lugar donde los olivos juegan al caprichoso
encanto del tres bolillo y que va
a servir de marco a la concentración carlista de Andalucía. En este
lugar, cuando parecía que España
iba a sucumbir, el 15 de abril de
1934 se celebraba la primera concentración de requetés andaluces,
durante la que se les entregó un
banderín, desfilando las fuerzas carlistas con marcialidad perfecta ante
las Autoridades tradicionalistas, un
millar de boinas rojas, seiscientos
de los cuales estaban completamente uniformados. Poco antes habían

desarrollado un supuesto táctico bajo el mando directo de Enrique Barrau y supervisión del Comandante
Redondo. A este acto, primero en
Quintillo, asistieron gran número
de carlistas de toda España, quedando sorprendidos por la gratísima
realidad que contemplaban y que
para muchos parecía sueño, pero
que era un brioso despertar de la
juventud andaluza, debido al tesón
indomable y voluntad férrea de su
Jefe Regional D. Manuel Fal Conde,
que luego fue Jefe Delegado Nacional de Don Alfonso Carlos, que tan
decisiva intervención tuvo en la
preparación del Alzamiento, y de
sus entusiastas colaboradores.
Este acto viene constituyendo,
actualmente, algo así como la resonancia del acto nacional carlista de
Montejurra. Los autobuses, desde
Sevilla, transportan al lugar de la
concentración a miles de carlistas.
Las provincias andaluzas asisten todas con sus viejos excombatientes y
con la juventud encuadrada en las
filas del Requeté ostentando con
orgullo su uniforme y su boina roja, consagrados por la sangre vertida a raudales por los miles y miles
de requetés españoles en todos los
campos de España en defensa de
unos santos ideales: Dios, Patria

de Alféreces

Provisionales

y Rey. Junto a los jóvenes se alinean los Pelayos, esperanza del futuro, satisfechos de sus progenitores, formando en las bandas de cornetas y tambores con garbo sin
igual.
En una explanada se preparan los
requetés sevillanos, con sus guiones
y banderas al frente, los de Jerez y
otras poblaciones para el desfile,
mientras los pelayines, cornetas y
tambores, ejecutan marciales marchas, con pericia y perfección impropias de su edad. A los ojos de
muchos parece que sueñan. La emoción se muestra en el rostro de muchos veteranos y la admiración se
refleja en el semblante de otros.
Suena el toque de atención y seguidamente se ordena el «Firmes».
El Teniente Coronel don Juan Sequeiros Bores, Jefe de la Hermandad de Antiguos Combatientes de
Requetés, pasa revista a las compañías formadas.
Se inicia el desfile ante las Autoridades de la Comunión con marcialidad y perfección, que es presenciado por miles de carlistas que
han llegado a Quintillo desde Córdoba, Jaén, Huelva, Mérida, Cádiz,
Jerez, Algeciras, Pamplona y otras

poblaciones, ovacionando, emocionados, a estas fuerzas que desfilan.
En una altiplanicie del olivar se
ha levantado un estrado y en él se
ha colocado el altar adornado con
reposteros y la bandera de España
que flamea al leve soplo de la brisa
del Guadalquivir.
En la Presidencia figuran el Jefe
Regional carlista D. Juan Palomino,
D. Pedro González Quevedo, Jefe
carlista de Sevilla, el Teniente Coronal D. Juan Sequeiros, D. Miguel
de San Cristóbal, Jefe Nacional de
la Hermandad de Antiguos Combatientes de Requetés, D. José María
Codón, D. Manuel Fal Conde y las
señoras doña Mercedes Hernando
Ros,
Vda. de don José María García Verde, Comisario de Guerra
Carlista durante la Cruzada y doña
Pura García Vélez, Vda. de Enrique
Barrau, fundador del Tercio sevillano de Requetés «Virgen de los
Reyes».
La tribuna estaba flanqueada por
los guiones de la Hermandad Nacional de Alféreces Provisionales y
el de la Hermandad de Antiguos
Combatientes Requetés de Navarra.
so,

Antes de iniciarse el acto religiose procedió a dar lectura a los

#

«Somos niños los Pelayos
mas seremos sin tardar
los soldados más valientes
que a su Patria salvarán.»

Decretos por los cuales se concede
a las distinguidas damas Hernando
Ros y García Vélez la Medalla de
la Legitimidad Proscrita e inmediatamente, D. Manel Fal Conde, en
medio de la emoción de los asistentes, procede a la imposición de tan
preciado galardón, otorgado por la
persona que hoy encarna la Jefatura Suprema d e la Comunión Tradicionalista, heredada de su tío, nuestro Rey Don Alfonso Carlos (q. e.
p. d.).
Seguidamente comienza la santa
Misa, celebrada por el antiguo Capellán del Tercio de la Virgen de
los Reyes, Tercio vinculado en cierto modo a Navarra, pues encuadrado en sus filas murió, como los héroes, aquel requeté navarro que al
no ser admitido en los Tercios de
su tierra por «viejo», no d u d ó en
alistarse en las filas del Requeté
I sevillano, en el frente de Lopera
(Jaén), luchando frente a las brigadas internacionales en el amanecer
del 28 de diciembre de 1936.
Cinco Sacerdotes distribuyeron
la Sagrada Comunión y durante la
consagración sonaron los acordes
de la Marcha Real, que siempre
emocionan porque sus notas son
homenaje ferviente a Cristo Jesús
que se hace presente en la Eucaristía.
El panorama es encantador; los
olivos cobijan bajo su sombra acogedora a multitud de carlistas, entre los que destacan las bellas margaritas tocadas con sus boinas rojas y blancas.
Concluida la ceremonia religiosa,
el Teniente Coronel don Juan Sequeiros Bores, se acerca a los micrófonos y con frase galana, verbo
encendido y cálida palabra, ofrece
el homenaje a la Hermandad Nacional de Alféreces Provisionales,
resaltando el valor callado por ellos
derrochado durante la Cruzada Nacional en defensa de los santos ideales en la misma sustentados y que
tantos de ellos rubricaron con su
sangre y sus vidas, contribuyendo
al triunfo final de España Tradicional.
También se da lectura a una carta de encendidos términos patrió-

ticos dirigida a la Concentración
carlista de Quintillo, por el Jefe
Nacional de la Hermandad d e Alféreces Provisionales, agradeciendo
emocionado el homenaje que los
carlistas andaluces rinden a los Altéreles Provisionales.
Y por último, don José María Codón, cierra el acto con un bello
discurso de exaltación del acto de
Quintillo, concluyendo con el canto
del Oriamendi, coreado por la muchedumbre a pie firme y descubiertos.
Se inicia el regreso a Sevilla,
mientras muchos carlistas se desperdigan por la finca en busca de
la sombra acogedora del olivar para
despachar las viandas preparadas,
repartidas, cómo no, entre carlistas
de diversas regiones. Soleares, fandanguillos y jotas se entremezclan
a la vez, dando fe de la diversidad
costumbrista de cada una de las regiones que componen nuestra nación. Bonito todo y encantador.
Por la tarde, algún navarro acompaña a otros carlistas en las visitas
obligadas a la Catedral, Giralda, barrio de Santa Cruz, Ferias, etc.
A la mañana siguiente, las damas
verifican los recorridos obligados
por los comercios de Sevilla, mientras otros pasean por las típicas calles de las Sierpes y adyacentes a
la sombra de los toldos protectores.
A las cuatro de la tarde emprendemos el regreso por la carretera de
Córdoba y aunque en la ciudad sultana paramos un momento para visitar la Mezquita, no se pudo satisfacer este deseo por encontrarse ya
cerrada a los visitantes. Eran las
siete de la tarde. Frustrado este deseo, volvimos a ocupar los asientos
del autobús y como el optimismo
reinaba en todos, las canciones surgían por doquier, hasta que por fin
arribamos felizmente a nuestras casas no sin antes hacer proyectos
para, Dios mediante, volver otro año
a Quintillo.
Saludamos a entrañables amigos
sevillanos: D. Juan Palomino, Jefe
Regional de Andalucía; D. Pedro
González Quevedo, Jefe Carlista de
Sevilla; D. Juan Sequeiros Bores,
Teniente Coronel Jefe de la Her-

mandad de Excombatientes Requetés; David García, Font, Segura,
Barrau y señoras Vda. de García
Verde y Vda. de Enrique Barrau.
A todos muchas gracias por sus deferencias y atenciones. Hemos de
resaltar las delicadas atenciones que

con nosotros tuvieron el Excmo. señor D. Manuel Fal Conde, doña
María Macías de Fal e hijos Alfonso Carlos y Javier.
Amigos sevillanos, gracias p o r
cuanto hicisteis por nosotros.
J. M. ECHARRI LOIDI

Inauguración del Monumento-Mausoleo dedicado a
los muertos del Laureado Tercio de Requetés de

N u e s t r a S e ñ o r a d e Montserrat
Asistió al Acto el Capitán General de Cataluña
ración de la escultura r e m a t e del
Monumento-Mausoleo
y
demás
obras en el mismo, rindiendo u n
homenaje recordatorio a los m u e r
tos del Tercio de Montserrat, efectuándose a continuación u n re~ponso c a n t a d o en la cripta del
monumento, celebrado por el r e
verendo padre Abad C. Dom G a briel María Brassó, quien bendijo
una imagen de la Virgen en el interior de la Cripta donde tuvo lugar el acto final. Anteriormente
se procedió a descubrir la escultur a en bronce que corona el Monumento-Mausoleo, erigido en la plaza de los Apóstoles del Monasterio
El Capitán General de la rv Región Militar, pronunció u n a s palabras exaltando la fe y patriotismo
de los combatientes fallecidos del
Tercio:
DISCURSO DEL CAPITÁN
GENERAL

«RECORDA

EL

SEU

E X E M P L E

A las trece horas (acabada la
Salve) se celebró u n a Misa comun i t a r i a en el Altar Mayor de la B a sílica, en sufragio de los muerto",
del Tercio de Montserrat, familia-es
y demás intenciones de l a H e r m a n dad.

El día 1 —fecha que sin lugar a
dudas resta afluencia a los dos actos— Montejurra y Montserrat, en
esta m o n t a ñ a se celebraron los
actos organizados por la H e r m a n dad de ex Combatientes del Laureado Tercio de Requetés de Nuest r a Señora de Montserrat, con motivo de la inauguración del Monumento-Mausoleo erigido a los muertos del Tercio, en n u e s t r a Cruzada.

Seguidamente, a las dos y m e d i a
de la t a r d e tuvo lugar u n a comida
de h e r m a n d a d , en el r e s t a u r a n t e
del Monasterio.

A laa nueve de l a m a ñ a n a fue
rezada u n a Misa en la cripta del
monumento, p o r sacerdotes miembros de la H e r m a n d a d .

Asistieron al brillante acto el G e n e r a l don Francisco Serrano Ariz,
Gobernador Militar de la Plaza;
General Jefe de Estado Mayor de

De nuevo se r e ú n e la H e r m a n dad de ex Combatientes del Laureado Tercio de Nuestra Señora de
Montserrat, p a r a rendir homenaje
de su recuerdo y devoción a sus
muertos; a los 316 preclaros españoles, que ofrecieron sus vidas
d u r a n t e n u e s t r a C a m p a ñ a de Li
beración.

SACRIFICI

(Escultura en bronce que corona el Monumento-Mausoleo erigido en la Plaza
los Apóstoles de Montserrat)

f

de

la Región, don Luis Morenés Carvajal; Gobernador Militar de T a rragona, General Beotas; Presidente de la Diputación Provincial
de Lérida; Diputado Provincial, señor Rivas Seva; Presidente de la
H e r m a n d a d Provincial del Tercio
de Montserrat, señor Vilaseca; don
Pello A. Vilarrubias, dos capellanes de la H e r m a n d a d y o t r a s representaciones, miembros de la
H e r m a n d a d y numerosos ex comb a t i e n t e s del Tercio de Montserrat.
El C a p i t á n General de la R e gión asistió el a c t o de i n a u g u -

Después de m á s de u n c u a r t o
de siglo de h a b e r finalizado la
contienda, la H e r m a n d a d
sigue
persiguiendo firmemente el cumplimiento de los fines por lo? que
se creó, y que básicamente consist e n en h o n r a r y rendir culto a l a
memoria de sus caldos, haciéndolo con tal entusiasmo, fidelidad y
cariño, que se h o n r a a ella misma,
y ofrece u n ejemplo p a r a t o d o i
los españoles.
E n este acto, n o sólo estamos
presentes los que nos estamos viendo, sino t a m b i é n y en forma m u y
destacada, y casi diría sensible, lo->
caldos del Tercio de Nuestra Señor a de Montserrat; sus cenizas glo
riosas se h a l l a n físicamente t a n
cerca de nosotros, que no es posible sustraerse a la emoción que pro-

duce su proximidad. L a idea de
que fueron los mejores, y de que
les debemos g r a t i t u d imperecedera, revive con m á s fuerza que n u n ca. Por ello me voy a dirigir, má?
que a los vivos, a los muertos; y
mis palabras a d o p t a r á n la form^
de u n a oración, rezada con fervor
y humildad, y a ellos dirigida.
Elevo m i plegaria a vo-otros.
QUE ESTÁIS EN EL CIELO, po~
haber entregado vuestras vidas por
Dios y por la Patria, que son los
m á s santos y nobles ideales, y al
propia tiempo p o r haber tenido
por intercesora a la Virgen de
Montserrat, cuya imagen llevasteis
siempre en vuestros pechos, y cuyo n o m b r e tuvisteis siempre en
vuestros labios.
Haced que e n t r e nosotros, siem
pre sean venerados y SANTIFICADOS VUESTROS NOMBRES a n te el Altar de la Patria, p a r a ejem
pío de las generaciones futuras:
que nunca olviden éstas, que encontrasteis u n a España que habín
vuelto la espalda a Dios y a su
Historia, y que con vuestro sacriicio la convertisteis de nuevo en
a España cristiana de s'empre
segura de sus altos destinos, y en
la que tienen cabida todos los españoles de buena fe.

«

QUE VENGA A NOSOTROS
ESE REINO de l a paz y del a m o r
por el que todo los disteis; que
sepamos conservarlo dignamente y
merecerlo; que acertemos a darnos ese estilo cristiano de vida, por
el que vosotros luchasteis, y que
constituye el Reino de Dios en la
tierra.



QUE SE HAGA EN LA T I E R R A
VUESTRA VOLUNTAD: nos h a béis legado al morir u n a herencia
maravillosa: la d e u n a E s p a ñ a
u n i d a y fuerte. El homenaje que
hoy se os rinde n o t e n d r í a senti
do n i trascendencia, si n o constituyese además, u n a ineq"ívoca y
t e r m i n a n t e afirmación de n u e s t r a
voluntad de conservar y acrecentar el legado recibido; España n o
volverá a caer e n la si-na de la
que con vuestro sacrificio y el de
t a n t o s españoles fue sacada. Precisamente por que nos duele vuestro sacrificio, e incluso el de los
que lucharon en las trincheras de
enfrente, proclamamos aquí nuest r a decisión de n o retroceder n u n ca en el camino que nos señalasteis.
DADNOS TAMBIÉN EN PAN
NUESTRO DE CADA DÍA, bajo
la forma de vuestro aliento, d e
vuestra inspiración y de vuestra
ayuda que t a n t o necesitamos "dia
a día"; n u e s t r a raza se caracterizó siempre por su asombrosa capacidad p a r a las grandes gestas de
u n momento, p a r a las improvisaciones heroicas, p o r su fecundidad
p a r a a l u m b r a r j o r n a d a s que por si
solas h a c í a n variar el curso de la
Historia. Ahora nos enfrentamos
con u n a t a r e a menos espectacular,
pero que requiere constancia, t e nacidad, voluntad p e r m a n e n t e , esfuerzo cotidiano; vosotros fuisteis
los m á s destacados protagonistas
de la fase de las j o r n a d a s heroicas: a nosotros nos habéis dejado la t a r e a de la atención vieilante, de la continuidad laboriosa;
que en ella n o nos faltan, vuestra
guía y vuestro apoyo, cada día.

PERDONADNOS
NUESTRAS
DEUDAS,
ASI
COMO
NOSOTROS PERDONAMOS A NUEST R O S DEUDORES. Es cierto que
estamos en deuda con vosotros; y
lo estamos porque n u e s t r a obra,
que al fin y al cabo es obra de
hombres, n o es a ú n el ideal que
vosotros anhelasteis. Al examinarla
desde el cielo, encontraréis sin duda deficiencias y errores; ayudadnos a superarlos; y perdonadnos,
con el mismo espíritu de fraternidad y a m o r con que qurremo"
perdonar a quienes de uno u otro
modo, nos
ofendieron u n día, y
quieran hoy unirse a nosotros en
la tarea de engrandecer a España
NO NOS D E J É I S CAER EN LA
TENTACIÓN; evitadnos m a r c h a r
de nuevo por caminos que ya se
revelaron nefastos e impracticables: evitadnos peligros que hoy
se nos ofrecen bajo las formas m á s
sutiles y engañosas; que con nuest r a firmeza sepamos reverdecer
constantemente los laureles de la
paz, ese dorado y costoso fruto
que hoy saborean todos los españoles; que no lo arriesguerros en
veleidades y experiencias malsan a s ; que n o caigamos en la len<dad o en el abandono, creyendo
t e r m i n a d a u n a obra, cuya conservación y consolidación exigen a t e n ción y vigilia permanentes.
Y por fin LIBRADNOS DEL
MAL, bajo cualquiera de sus forrras; se nos antoja que el peor
mal. el mal de males, es la división y l a discordia: por el contrario sabemos que unidos, n a d a debemos temer.
Vosotros nos disteis el m á s alto
ejemplo, fecundando las tierras de
España con vuestra sangre, u n i d a
a la de millares de buenos españoles, estrechamente vinculados todos por los grandes ideales que
hicieron posible la gloriosa gesta
del 18 de julio.
Por ello al pediros que NOS LIB R É I S DEL MAL, lo que en realidad os rogamos, a vosotros que
estáis t a n cerca de Dios, es que
imploréis p a r a España, el inmenso beneficio de u n a verdadera y
fraternal unión e n t r e todos los
españoles.
Descansad h e r m a n o s m á s queridos; p a r a salvar a España, fue
preciso vuestro sacrificio, porque
fue preciso el sacrificio de los m e jores. Pero vuestros ideales n o -morirán, y la P a t r i a será, la que vosotros soñasteis. Descansad e n paz.
Y p a r a que mis últimas palabras,
lleven h a s t a vosotros el eco de la
afirmación d e nuestros ideales comunes, t e r m i n o con las voces que
t a n t a s veces enronquecieron vuestras g a r g a n t a s y enardecieron vuestros pechos al lanzaros al combat e : ¡VIVA ESPAÑA!. ¡GLORIA
AL T E R C I O DE NUESTRA SEÑORA DE MONTSERRAT!
Las p a l a b r a s pronunciadas por
el C a p i t á n General, en su vibrante y emotivo discurso, lleno de contenido religioso-patriótico, fueron
entusiásticamente aplaudidas por
todos los asistentes al acto, realm e n t e emocionante dentro de su
sencillez y brevedad, finalizando
con la despedida a la Virgen S a n tísima, besamanos y c a n t o de la
Salve.

Montserrat y los Requetés
Una h e r m o s a concentración tradicionalista en el Santuario de
Nuestra Señora de Montserrat, organizado por ese admirable Tercio de Requetés que tuvo en n u e s t r a contienda nacional u n 80 por
ciento de bajas. Trescientos veinte m u e r t o s y 784 heridos, es u n
balance impresionants e n u n a unidad combatiente que n o pasó
n u n c a de las 1.500 plazas. Veinticuatro sacerdotes —sacerdotes
hoy— fueron simples requetés en aquel Tercio, cubierto de gloria
en numerosos combates.

*

*

*

Los restos de cuantos en esa unidad murieron sirviendo a España, yacen en el monumento erigido en Montserrat por suscripción pública y sobre él la escultura en bronce que representa a
un requeté moribundo empuñando la bandera de la Causa. Montserrat será así, ante el mundo, el lugar de reposo eterno de los
mártires y de los héroes, de los que a través de la Cruzada quisieron una España concreta y expresa, cuya fe careciese de debilidades y de transigencias que siempre se pagaron muy caras. Nadie puede traicionar y menos vender lo que costó tanto heroísmo
de los mejores hijos de un pueblo y una Causa.

*

*

*

E n esa g r a n peregrinación de Montserrat del 1.° de mayo, estuvieron todos los ex combatientes de Cataluña, todos los que u n
día lucharon por esa E s p a ñ a u n i d a y varia, bloque en la diversidad, que e r a el ideal de c u a n t o s en el Tercio de Montserrat ofrecieron a E s p a ñ a y a C a t a l u ñ a su heroísmo y su sangre, su fe y
su Ímpetu, su serenidad y su coraje admirable. T a m b i é n Montser r a t tuvo sus m á r t i r e s , y así los de u n a Causa católica descansan
al lado de quienes m u r i e r o n p o r u n a católica y fiel España.

»

*

*

El fiel Requeté sigue unido en torno a principios que desafian
a las traiciones y al tiempo, a las veleidades y al olvido, a los mimetismos y a la fatiga. Ese requeté hecho en bronce y abrazado a
su bandera es el símbolo de un Montserrat del que Cataluña toma
siempre ánimos para perseverar en una gran tarea. Ninguna ajena liviandad podrá torcer su ánimo.






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