MonteJurra Num 38 Junio 1968 (PDF)




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DIOS-PATRIA-FUEROS-REY
AÑO IV

NUM. 38

Eugenio
Arraiza:
.Recuerdo

La Princesa
Irene
en Asturias

Palabras del
Procurador
* e n Cortes
D. Auxilio Goñi
en Barcelona


¿ Futuro del
Carlismo ?
por Manuel Fal Conde

11

' Aplec
carlista en
Montserrat

Don Eugenio Arraiza se ha marchado... "Montejurra" se ha quedado
solo... Solo como cualquiera de las veces que él nos dejaba, para salir en
viaje profesional, o de interés para nuestra revista... Pero desgraciadamente
esta vez no volverá...
Su itinerario ha sido más largo; subió al cielo.
Dios le había llamado u, Don Eugenio, fiel a su Rey Divino tanto
como lo fué siempre a su Rey de la tierra, no quiso demorar la respuesta.
Se presentó ante El un día de primavera para ofrendarle el libro abierto
de su vida.
Desde el cielo rezará por nosotros; desde el cielo ayudará al cumpli­
miento de la verdadera Causa.
Una oración por él.
María Blanca Ferrer

TRANSPLANTE DE CORAZÓN
Cuando llegue este número a tus manos, querido lector, el cuerpo de la revista MONTEJURRA estará en la
mesa de operaciones, esperando un nuevo impulso que
le dé vida, un nuevo corazón.
Su fundador y alma, Eugenio Arraiza, se ha ido de
entre nosotros. Por unos años..., decimos los cristianos.
La llamada fue un fuerte dolor entre pecho y espalda,
el corazón. Infarto de miocardio..., diez minutos. El Señor,
había decidido, inopinada y repentinamente, trasladarle a
otro puesto, más cerca de Sí. Ha sido ascendido. Lo comprendemos.
Pero entre nosotros ha quedado un gran hueco. La
plantilla de MONTEJURRA ha sido diezmada. Faltan el
confeccionador, el editorialista, los redactores Aitaren-txoko y Mendigorri, el empaquetador, transportista, botones... que eran casi siempre la misma persona.
Para llenar ese hueco va a hacer falta la colaboración
decidida y comprometida de todo un equipo de personas
entregadas al mismo ideal y poseídas del mismo espíritu.
Este número postumo, casi ultimado por las manos de
Eugenio —la víspera de su muerte estuvo escribiendo
su último artículo hasta las tres de la madrugada—, quiere apelar una vez más a la responsabilidad de todos los
que vibran con el ideal carlista, para que, continuando el
vigoroso impulso que ha dado a la revista un corazón
enamorado de España, perdure su espíritu voceando a
todos los vientos a través de las páginas de MONTEJURRA los ideales de Dios, Patria, Fueros, Rey.
Estos son los ideales que profesan y encarnan las
egregias personas que nos honramos en presentar en la
portada de este número.
Recordamos —y nuestros lectores recordarán— que
en la segunda fase de esta Revista, la que inició y sostuvo Eugenio Arraiza, la portada del primer número fue
dedicada a los Príncipes Don Carlos y Doña Irene.
Solamente esta consideración ha bastado para que al
terminar el iniciado número, que ya planteado nos dejó
Eugenio, hayamos pensado que la más propia era aquélla
y precisamente bajo el título que le hemos puesto: «La
Monarquía que España necesita», que es reproducción,
casi literal, del que Aparisi y Guijarro dio al folleto en
el que presentó a España la figura de Carlos VII.
Entendemos que éste es el mejor homenaje que, en
lo humano y periodístico, podemos rendir a quien puso
en esta Revista sus mejores afanes políticos de gran patriota. Porque Eugenio estuvo siempre animado por el
firme convencimiento de que el auténtico orden de España tenía que cristalizar en la Monarquía de la Legitimidad dinástica y social, que es la que necesita y sin la
cual cualquiera otra solución no pasaría de serlo de
nombre nada más. Ese convencimiento fue el motor de su
vida y no nos cabe la menor duda de que el logro de esa
meta por los que le sobrevivimos le hará sonreír, complacido, desde el Cielo.
MONTEJURRA

MONTEJURRA
AÑO IV



NUMERO 38



JUNIO 1968



18 PESETAS

PRECIOS SUSCRIPCIÓN ANUAL NÚMEROS 25 AL 36
ESPAÑA
De honor
Popular

EXTRANJERO
400 pts.
250 pts.

Portugal, Marruecos
e Hispanoamérica. 475 pts.
Europa
600 pts.
Resto del mundo. 700 pts.

Director: MARÍA BLANCA FERRER GARCÍA
Dirección y Administración:
CONDE DE RODEZNO, 1



Impreso

NAVARRAS,

en

GRÁFICAS

APARTADO 254
S.



A.

MANUEL DE FALLA. 3 — PAMPLONA — D

PAMPLONA
(GRAFINASA)

L

NA. 205 • 1963

VIOLENCIA,

NO

La paz y la violencia son el sístole y diástole del corazón humano.
En estos últimos tiempos la violencia había hecho presa en el mundo. La
segunda guerra mundial; las masacres en los pueblos ocupados; la constitución de naciones independientes, surgidas de la era colonial; las rebeldías contra poderes constituidos, costaron miles y miles de vidas. Parece que la Humanidad, después de tantas lágrimas, tenía derecho a conocer la paz. Pero no ha sido así, porque el hombre no escarmienta y con
facilidad incurre en aquello que indeclinablemente trae consigo la tragedia y el dolor.
Desde que apareció el anterior número de MONTEJURRA hasta la
publicación de éste, las páginas violentas se han sucedido en la información de la Prensa diaria, que recogía acontecimientos luctuosos. En Estados Unidos, en América del Sur, en Francia, en África y hasta en España, las algaradas, los atentados, la muerte se han sucedido llenándonos de angustia y de preocupación.
¿Qué sucede en el mundo y en las naciones? Al tratar de contestarnos' esta pregunta no podemos olvidar la condición humana. El hombre,
alma y cuerpo, espíritu y pasión, puede sublim»r su naturaleza y acercarse a los ángeles, pero igualmente puede aunque no deba, descender
e incurrir en pecado. Pero es que ahora, sobre ese fondo que nos afecta
y afectará siempre, porque somos así, existe un planteamiento de estructuras insatisfactorias, que son el caldo propicio para que en él prosperen
las irrupciones de la violencia, en ocasiones atizada por turbios propósitos
Es en las estructuras donde hay que atajar el mal. No bastan las declaraciones pacifistas o benévolas, ni las páginas de literatura, ni la limitación de las películas o de las novelas incitadoras, ni siquiera el contral de la venta de armas. Todo ello es preciso y urgente, pero con eso
no se acaba. Es preciso mucho más. Lo dijo el Concilio Vaticano II: «Es
la persona del hombre la que hay que salvar, es la sociedad humana la
que hay que renovar. Por consiguiente, será el hombre el sujeto de toda
esta explanación; el hombre concreto y total, con cuerpo y alma, con corazón y conciencia, con inteligencia y voluntad».
«E! cambio de mentalidades y de estructuras plantea, frecuentemente,
la revisión de todo lo que hasta ahora se consideraba un bien; esto se
nota particularmente entre los jóvenes, que más de una vez muestran su
impaciencia o incluso llegan a rebelarse en su inquietud».
Es necesario un orden distinto. ¿Nuevo? ¿Viejo? Sencillamente ¡¡bueno!! Nos interesa acentuar esto, porque con demasiada frecuencia nos
encontramos con dos versiones: la de los que intentan permanecer
quietos, eligiendo como lema aquella frase sofística de «más vale lo
malo conocido que lo bueno por conocer»; y los de aquellos que parece
que han erigido la prisa como panacea de todas las situaciones y que
degeneran en un puro activismo. Obtendremos la paz si el signo que
preside nuestra vida es distinto y mejor al que preside las actuaciones
y las instituciones que conocemos. Si es más social y humano, más
justo, y no sólo esto sino también más caritativo, entendida la caridad
no como un paternalismo o como mera beneficencia, sino como eclosión
desbordante y generosa del amor.
También lo ha dicho el Concilio: «Para construir la paz son absolutamente imprescindibles la firme voluntad de respetar a otros hombres y
pueblos y su dignidad, y un solícito ejercicio de la fraternidad. Así la
paz brota como fruto también del amor, que es capaz de dar algo más
de lo que exigen los límites de la justicia».
Este es el camino para llegar a un recto orden social cristiano que
se asiente en sólidas bases y que remita a un orden supletorio, aunque
necesario, a la coerción de la fuerza pública. Busquemos las Instituciones
adecuadas, sin olvidar que a éstas las recomiendan dos razones: una, su
bondad intrínseca, esto es, su conformidad con la ley de Dios y la
recta razón; otra, su armonía con las necesidades y las costumbres del
pueblo que rigen.

E n recuerdo:

El largo camino de
ventaja de
Don Eugenio Arraiza
Don Eugenio, buen amigo. Pese a la diferencia de edad,
pese a su experiencia, y en contraste con mis ventiseis años
y mínima experiencia, don Eugenio Arraiza me hizo sentir
—sentirnos a cuantos sabíamos de su amistad— como un
compañero fiel, de los que uno se suelta en confidencias y
diálogos.
Que yo recuerde, siempre que me preguntaban —fuera de
Navarra, porque en Navarra todos lo conocían— quien era
don Eugenio Arraiza, solía contestar algo muy parecido a
esto: Arquitecto que construye para todos, sin distingos, sin
miramientos; trabajador que trabaja porque su temperamento
no va con el descanso, con el inmovílismo, con el dejar de
construir y ordenar; y carlista de los que han dado mucha
sabia política, de contenido social y humano. El no podía pararse a buscar recompensas. Su energía y su ímpetu le impedían andar con miramientos. ¡Su corazón era tan ancho!
Le gustaba estar al día. En su casa siempre había variedad
en las revistas, en los libros, en los pareceres, porque era un
hombre que hablaba sabiendo los motivos, exponiendo las
¡deas sanas, llevando cerca de su pensamiento las últimas
disposiciones pontificias. El no rebuscaba entre las encíclicas, sino que trataba de hacernos ver que en ellas no hay letra pequeña. ¡Su alma era tan cristiana!
Le estoy viendo. Con boina se le distinguía de lejos y parecía más amigo de cerca. Estaba más natural, más como él
era: sencillo, entregado, afectuoso, sacrificado, católico ferviente, hombre navarro, sin fronteras en el camino hacia Dios.
Este periodista puede ver Navarra con objetividad plena,
porque no nació en ella sino que sólo vivió durante unos
años. Es por eso que puedo decir sin miramientos —sin posibilidad de equívocos— que muchos brotes de Navarra (de
su pensamiento, de su arte y de su historia) son de don
Eugenio. Los ha dejado.
Era un «joven». Era tan joven como yo, más quizá. Recuerdo sus apretones o saludos, sacando sentimientos fuera. «Esto es hermoso, pero hay que seguir», solía decirnos.
El creía en el carlismo como salvación social (más que política) de nuestra España. Por él, por sus hechos, por su vida,
seguiremos.
Nos cabe la satisfacción de creer que un hombre que
tanto entregó por el carácter y contenido católico en nuestra sociedad habrá recibido ya esa recompensa, eterna, que
nadie en la tierra —ni los amigos— supimos llegar no a dársela, sino a indicársela, porque él nos llevaba a todos un
largo camino de ventaja. Descanse en Paz.
JOSÉ MANUEL ALONSO

Gibraltar debe ser
restituida a España
España e Inglaterra siguen en unas relaciones políticamente incómodas. España hace siglos que se siente mutilada en su integridad por la
Gran Bretaña. Es cierto que la debilidad nacional nos obligó a firmar el
Tratado de Utrecht, que siguió a la ocupación de Gibraltar por Inglaterra
a nombre del Archiduque Carlos de Austria, pretendiente que había sido
a la Corona española. Sin embargo, es ridículo negar que Gibraltar sea
territorio español, que con merma de nuestra soberanía detenta Inglaterra, para mayor contraste en una época en la que el colonialismo está
en liquidación, la cual tanto ha afectado al Imperio británico.
Lord Morbihan ha dicho que «Gibraltar debe ser restituido a España».
Restituir es devolver lo quitado a su legítimo dueño. Luego es evidente,
aún partiendo de esa frase, que Gibraltar fue arrebatado a España sin razón, ni siquiera lucha bélica, sin derecho de conquista, con engaño, so
pretexto de ayuda a un Pretendiente que, para mayor ironía, no triunfó.
Dice más este Lord. Según él España tiene dos caminos para rescatar el Peñón. ¡Ya lo sabíamos!, pero es interesante que eso lo manifieste un inglés. Un camino, el violento, con guerra más o menos encubierta, hostigando, como sucedió en otras partes: India, Aden, Chipre...
Otro camino, el pacífico, amistoso, de soluciones razonables, de realización de las resoluciones de la ONU. Se ha intentado, pero Inglaterra tras
de muchos pretextos si bien acudió a él, no tiene voluntad de avenencia.
España acabará triunfando, indudablemente. Franco dijo: «Gibraltar
caerá como fruta madura». ¿Pero cuándo llegará el grado de madurez?
Entretanto los anhelos legítimos de España están puestos en el Peñón
¡rredento. A este respecto la postura del carlismo fue siempre inequívoca
y categórica. El gran Carlos VII declaró que el rescate de Gibraltar era
objetivo fundamental. Vázquez de Mella lo incluyó dentro de lo que definía
como «dogmas nacionales». Y las Agrupaciones Escolares Tradicionalistas pusieron en sus blanquiazules banderas el crespón negro con la leyenda ¡Gibraltar para España!

«Al pie del cañón», como siempre, se ve en la fotografía
a Eugenio Arraiza, bajo la pancarta de la revista en el
Acto de Montejurra del pasado Mayo.

A pesar de la historia, del derecho, del honor, de las Resoluciones
de la ONU y de las negociaciones, ahí sigue Gibraltar con el pabellón
británico ondeando al viento de España. Mientras, las relaciones hispanobritánicas continúan deportivamente. Ellos nos han ganado al fútbol, en
consecuencia se pone difícil que los echemos a puntapiés. Pero, en
cambio, les hemos ganado, con toda elegancia, en el juego del tenis, que
es el propio de los diplomáticos.
AITARENTXOKO

DESPUÉS DE SEIS
AÑOS DE PRISIÓN

Cuatro

años

de

silencio

I es mucko silencio !

El general Raúl
Salan en libertad
chos le han dado la razón. No se
pueden quitar a la juventud ni al
pueblo los ideales por los cuales
merece la pena vivir y se está dispuesto a morir, porque la vida se
materializa peligrosamente.
MONTEJURRA saltó los Pirineos
varias veces para defender su causa junto con la de Petain. Nuestros
lectores pueden releer los artículos publicados, junto con cartas autógrafas del General, en los números 15 y 22.
Algo bueno se ha conseguido del
caos en que Francia ha estado sometida. París, ciudad encantadora,
ha pasado por una lamentable vergüenza, dando la consiguiente lección a la humanidad para que jamás
se llegue a una degradación tan
censurable, así como a una libertad tan mal entendida.

Ya está libre el Requeté de honor, Salan, nuestro admirado general. Todavía queda por conseguir
el homenaje postumo de llevar los
restos de Petain a Verdun.

Por Rafael RIVAS DE BENITO
Estamos en la época del diálogo, la época de la comunicación de criterios, la época del intercambio de ideas y del contraste de pareceres. En definitiva, estamos en la época en que
la palabra, ¡al fin!, es capaz de encauzar la armonía entre los
hombres.
Mucho ha costado llegar a esta etapa, y mucho más costará
aún el que esta etapa perdure, se desarrolle y florezca; pero,
cueste lo que cueste, los hombres de la nueva generación estamos decididos a que sea la palabra el vínculo que nos una
con vistas a un futuro de paz y de progreso.
Los que hoy callan, los que guardan silencio, los que no son
capaces de entrar en el juego limpio del diálogo, sólo pueden ser
resentidos, cobardes o acomplejados.
Hoy, a un verdadero católico, no puede repugnar el tratar
temas transcendentales con quienes piensen de forma distinta,
porque ni tiene por qué soportar complejo de inferioridad, ni
miedo de fracaso, ni resentimiento hacia ningún hombre.
Igual pasa en política. En política hay que decir lo que se va
a hacer y hacer lo que se dice. Hay que confrontar criterios, exponer pensamientos, contrastarlos, criarlos a los pechos de la
controversia y hacerlos viables a través de la información pública. Por eso, los que no hablan, los que callan, los que se esconden y los que guardan silencio, sólo tienen tres razones para
hacerlo: resentimiento, cobardía o complejo.
Yo no entiendo, por lo tanto, el silencio de la Administración del Estado, en un asunto que tantos españoles reclaman a
voces, y que es el reconocimiento de la nacionalidad española
de la Familia Real.
No creo, que en la Administración, pueda haber resentimiento hacia quienes fueron parte fundamental, al crear las posibilidades de que esta Administración exista.
No puede haber cobardía frente a quien nunca se ha mostrado enemigo.
No puede haber complejo con quien solo pide reconocimiento.

MONTEJURRA levantó bandera
por Salan, el hombre que había consagrado su vida por la patria, por
considerarlo de estricta justicia.

Yo soy carlista, sin que esto me haga creerme más ni menos
que otro que no lo sea. Me gusta dialogar, y me ha gustado el
último Concilio, por haberme integrado en la sociedad del mundo sin asperezas.
También me gusta que me expliquen como se gobierna, y
exijo las cuentas claras.

Seis años ha pasado el General
en la «Maison de Detention», en
Tulle. El pasado día 13, a las nueve de la mañana, Raúl Salan salía
de la prisión. El tiempo y los heDe Gaulle lo hará y si el Presidente de la República no quiere para sí ese honor, que le enaltecería,
ya vendrá otro patriota francés que
cumplirá esta justa reivindicación.

Experimentamos una enorme alegría y desde aquí, MONTEJURRA
manda al General Salan, nuestro
ilustre amigo, la más cordial felicitación. ¡Viva el General Salan!,
«beret rouge» de honor.
Eugenio ARRAIZA

Como trabajador, pago al céntimo mis impuestos, y como ciudadano tengo el derecho de exigir el cómo y el por qué de las
actitudes políticas. Por eso, nada más que por eso, y con todos
los derechos que «eso» me confiere, yo pido desde aquí, o desde cualquier otro lugar que se me brinde, que la administración
explique el criterio que sigue al guardar silencio en el asunto
del reconocimiento de la nacionalidad de la Familia Real.
Como carlista estoy al margen de la necesidad de tal reconocimiento; la Familia Real Española es española con o sin cédula
de notificación. Como español sólo tengo que repasar la Historia para reafirmar, no el derecho, sino el hecho, de' que son
españoles, con o sin cédula de notificación; pero como ciudadano, como ciudadano, sí puedo exigir de quien cobre un sueldo
por el oficio de redactar esas cédulas, las redacte en tiempo
y forma, y si no las redacta que lo explique. Estamos en la
época de la productividad, y a nadie, absolutamente a nadie,
aunque sea un alto cargo de la administración, le podemos pagar
un sueldo los españoles por el oficio de guardar silencio.

sia católica, y que luchan con denuedo por la libertad real, que es
la que Dios dio al hombre. Pero
mucho más extraño me parece el
misterio en que aparecen envueltos estos horrendos crímenes, que
tan mal hablan de la cultura de un
pueblo y de sus auténticas libertades.
Ya se ha dicho precisamente por
uno de nuestros Procuradores en
Cortes por las familias, Procurador
Carlista, que ¿con qué autoridad se
podrá llamar Presidente de los Estados Unidos el que salga ahora
elegido de las urnas, cuando precisamente ha sido eliminado por la
razón de la fuerza el que con paso
más firme caminaba hacia esa Presidencia? La opinión de nuestro
Procurador don Auxilio Goñi no puede ser más lógica ni más acertada.

Meditación después
del asesinato de
Robert Kennedy

Meditando despacio sobre estos
crímenes, yo me pregunto ¿no habrá tras esas manos criminales una
fuerza oculta que las mueve y las
paga para eliminar lo que pueda estorbar sus ansias de lucro y de especulación? Yo creo que sí. Creo
que hay un capitalismo avaro que
no se conforma ni se aviene con
las normas señaladas por la Iglesia
y que salta por encima de todas las
razones, de todo acto de justicia y
de verdad, sin pararse a meditar las
consecuencias funestas y fatales
que puede traer para su Patria su
proceder inhumano y cruel; porque
su soberbia y su egoísmo los pone
por encima de todo interés por muv
noble, sano y justiciero que sea para el bien de su nación, utilizando
todos los medios ilícitos, crueles y
brutales, con tal de dar satisfacción a sus apetitos desordenados.
Los tres crímenes horrendos a
que hago referencia son de por sí
suficientes para que caigan como
un baldón de ignominia y de vergüenza sobre un país que alardea
de demócrata y ¿ auténtico defensor de las libertades humanas.
Son como un estigma denigrante
que pesará y gravitará siempre sobre la nación en que se cometieron, máxime cuando parece que no
se aclaran bien las cosas, ni se
descubren los móviles ni los inductores de esos crímenes. Y es
que en ese gran país próspero e
industrial hay una escuela de libertinaje, cosa fácilmente comprobable por las películas que nos envían y que solo sirven, en la mayoría de los casos para dar lecciones de bandidaje, crímenes y atentados, no sólo a los niños, sino
•también a los mayores, enseñando
la forma más audaz de realizar los
atentados, de dar los golpes de
fuerza, enseñando las traiciones
amorosas, el divorcio como norma
y el adulterio sin escrúpulos de conciencia, el abandono de los hijos
que deben ser los seres más queridos, y toda esa amalgama de atropellos morales que llevan al hombre por los derroteros de la desesperación y de la anarquía en las cosa

Los que por ser católicos, hemos
puesto en duda el mito de las democracias y el slogan de la libertad
fingida, hemos visto corroboradas
nuestras apreciaciones por el vil,
alevoso y brutal atentado de que
en pocos años han sido víctimas
tres hombres insignes, figuras destacadas de la política pacifista, del
amor fraterno predicado por Nuestro Divino Maestro en su mensaje
a sus discípulos de «Amaos los
unos a los otros como yo os he
amado», y del amor a su Patria.
Han sido estos hombres: John F.
Kennedy, Lutero King y Robert Kennedy. El primero siendo presidente
de los Estados Unidos, el segundo
dirigente negro y paladín del pacifismo internacional y el tercero asoirante a la Presidencia de esos
Estados y triunfador en el Estado
de California.
El primero cayó abatido por las
balas en Dallas, sin que hasta la
fecha se haya esclarecido el motivo de su asesinato ni la mano in-

ductora del crimen; porque al que
se detuvo como asesino, Oswald,
también fue asesinado en presencia
de los agentes de la autoridad, así
como Rubbi, cosa extraña y oscura; porque es muy difícil realizar
estos actos sin una complicidad de
sus guardianes.
El segundo asesinado hace sólo
unos meses, y su misterio aún no
se ha aclarado.
Y el tercero cuando el triunfo le
sonreía y alegre celebraba su triunfo en las elecciones californianas,
cayó también criminalmente abatido por el peso de las balas disparadas por la mano alevosa de un
hombre al que se le llama presunto asesino.
Me parece muy extraño en el país
que más se alardea de democracia
y en el que tanto se habla de libertades, se cometan actos de tan
extremada violencia para eliminar
las personas que defienden precisamente la verdadera y auténtica
democracia, que es la de la Igle-

tumbres. Quieren enseñarnos todo
lo malo y toda la podredumbre que
hay en sus costumbres para coromper las nuestras; quieren arrebatarnos todo el preciado tesoro de
nuestro sentir católico y de nuestro noble pensar; tratan de extender todo lo malo suyo a los demás
países, olvidando la peculiar idiosincrasia de cada uno de ellos, y
tratan de pervertir a la humanidad
insensibilizándola y haciéndola partícipe de sus maldades, odios y
crímenes.
Al trazar estas líneas, fruto de la
indignación producida por esos viles y alevosos crímenes, en los que
ha sufrido detrimento grave no sólo el catolicismo de aquél país, sino el catolicismo mundial, ya que
hasta S. S. el Papa Pablo VI ha sentido la honda pena de ver a tres de
sus hijos esclarecidos, dos católicos eminentes y uno el gran pacifista negro, enviando a los funerales del último Kennedy asesinado, a
un representante suyo. Y todos los
católicos del mundo hemos sentido
hondamente este crimen horrendo.
Nunca tuve fe en las democracias que prescinden del carácter religioso; porque precisamente este
es el freno que detiene los impulsos pasionales y partidistas. Hay
que tener en cuenta que las democracias modernas se vienen desenvolviendo en un ambiente partidista exento de fines morales, aliándose hasta con los más encarnizados
enemigos de sus ideales con tal
de conseguir sus propósitos políticos de acceso al poder. Esto lo
hemos visto en Italia con el estrepitoso fracaso de la democracia
cristiana, y la estamos viendo en
España, donde ésta ha seguido caminos que los Carlistas jamás podremos admitir. Porque una democracia que se confabula con los enemigos de Dios y de la Patria, no es
democracia, sino más bien demagogia. Es el camino descarriado que
sóío puede conducir a la anarquía y
al desorden, con detrimento grande para los intereses patrios y en
contra del bien común. Y estos intereses han de ser puesto muy por
encima de los intereses materiales
y de los egoísmos personales.
Ante la tumba de Robert F. Kennedy, como católicos hemos de elevar nuestras plegarias por el Eterno descanso de su alma, rindiéndole a la vez el tributo de nuestra admiración por su vida de sacrificios
y de trabajos por la paz del mundo,
por la desaparición del odio de razas y por el bien de la humanidad.
Porque si las balas le arrebataron
la vida en plena juventud, jamás podrán abatir unos ideales, de cuyos
defensores tan necesitado está el
mundo por desgracia. Ideales que
él defendió con tesón admirable y
que el mundo civilizado supo comprender en toda su magnitud y grandeza.
Antonio Fernández Cantero

ELLOS...

Escribe: A L V A R O D ' O R S

Por MANUEL R. NIETO

RUEDAS DE MOLINO
Las llamo así porque ellas van haciendo su molienda, insensiblemente quizá, pero la van haciendo, y en
provecho de la Revolución. En segundo lugar, porque parece, a veces, que se nos quiere hacer «comulgar» con ellas.
Revolución es el nombre más genérico, pero no el menos exacto,
del destino de esa molienda. Pudo
presentarse un día como liberalismo, luego como marxismo, ahora
quizá como maoismo o «revolución
cultural», mañana de otra forma, pero es siempre lo mismo: la secuencia de un inicial y diabólico «Non
serviam!» que no se para y persigue al hombre a lo largo de su historia. En otros términos: la sublevación contra Dios Creador y Padre,
a la que sigue la aversión a Dios
Redentor y la obstrucción al Espíritu Santo.
La formulación teológica podrá
parecer excesivamente grave en
proporción a la entidad de estas
ruedas de molino de que hablo, pero también los pequeños molinos
pueden servir a las grandes moliendas; del mismo modo que los canalillos de agua que los mueven defluyen y refluyen por las grandes
corrientes.
1. Democracia. Quizá convenga
empezar por ahí. «Democracia»
quiere decir poder originario del
Pueblo, o sea, de la fuerza de los
más. Subrayo lo de «originario»,
porque no quiere decir simplemente que el poder reside en el Pueblo,
sino que no puede tener más origen que en la voluntad de la mayoría, ni, por lo tanto, otros principios
anteriores que puedan regirlo. Es
lógico que, para la Democracia,
Dios quede aparte, como algo particular e íntimo de cada individuo,
sin trascendencia política, y que lo
de no haber potestad que no provenga de Dios parezca una expresión literaria de viejos tiempos míticos. Sin embargo, se nos quiere
hacer creer que, para ser buenos
cristianos, debemos hacer profesión
de Democracia. Incluso hay quienes
nos mueven a hablar del Cristianismo como de un «movimiento de animación espiritual de la democracia
universal» —de lo que aquello de
i*\ «animación espiritual del mundo» resulta quizá un púdico eco.
Siempre se había hablado de «restaurar todo en Cristo», es decir, de
su «Reinado social». ¿Habrá acaso
que olvidar que Cristo es Rey, como se disimula lo del «Dios de los
ejércitos»?

2. El desarrollo, nueva paz. El
humanismo protestante consiguió
que dejáramos de dividir a los hombres en fieles e infieles, e introdujo el sustitutivo de civilizados e
incivilizados. La Revolución ha conseguido que los dividamos hoy en
pueblos desarrollados y subdesarrollados. Hemos caído así en un criterio definitivamente materialista.
Quizá haya influido en esta importante caída la virtud eufónica de
«lo sviluppo», que, bien pronunciado en italiano, casi produce la misma gula que un trago dulce y estimulante. Pero uno piensa en las
consecuencias que podría tener esa
exaltación del «desarrollo» si a alguien se le antoja sustituir por ese
nuevo vocablo la palabra «paz frecuente en la Liturgia: «Dios nos de
Su desarrollo...», «El desarrollo sea
con vosotros...», etc. Afortunadamente, la realidad mundial ha puesto en evidencia que no es precisamente el alto desarrollo lo que produce más paz, y no es de temer,
por tanto, que nadie se atreva a
sugerir ese nuevo cambio litúrgico.
Dejemos la paz en paz, y percatémonos de que la verdadera paz empieza por uno mismo.
3. Tomar conciencia. Perdona,
buen lector, si atajo algo que se
insinuaba ya en tu lenguaje, pues
la moda se nos mete a todos. Pero
convendrás en que la conciencia no
se toma, como quien toma un sorbo de democrática zarzaparrilla. La
conciencia la tiene cada uno dentro de sí, y puede estar bien o mal
formada, pero no nos la da nadie.
Eso de «tomarla» quiene decir, una
vez evacuada la que uno podía tener, incorporarse a la moda, ponerse al día, unirse a la masa, o, como
dicen los más pulidos, «captar los
signos de los tiempos». En el fondo, un eufemismo para el lavado de
cerebro democrático.
4. Paternalismo. Para la Revolución no hay cosa más odiosa y punible que el «paternalismo». Lo de
«ismo» suele sonar a exageración,
pero, aparte el Cristianismo, hay
otros «ismos» que suelen ser aplaudidos, como el pacifismo, el socialismo, el europeísimo, etc. La exageración del sentimiento de padre es
lo que no se quiere tolerar, y si se
quiere injuriar a los padres, a los
obispos, a los maestros o a los gobernantes, no hay tacha más eficaz
que la del paternalismo. Esto nos
lleva a los orígenes de la Revolución. Para ésta, toda paternidad es
ya reprobable (como en el «mundo

feliz» de Huxley la palabra «padre»
resultaba soez), por la razón de que
la raíz de la Revolución está en la
negación de la Paternidad de Dios.
De esta Paternidad participan a su
modo todos los padres de la Tierra, y por eso la Revolución los
combate. El dogma revolucionario
de la «Fraternité» fue, en el fondo,
una afirmación de «fraternidad sin
paternidad», sin legitimidad, siendo
así que la raíz teológica de la verdadera fraternidad humana está en
que Dios es el Padre común, y, si
prescindimos de esa filiación divina, nada hay que pueda justificar
una fraternidad entre los nombres.
Hermanos son los hijos de un mismo padre, pero los que no quieren
tener un padre conocido tampoco
pueden llamarse hermanos entre sí.
La Santa Misa es ante todo el sacrificio que ofrecemos a nuestro
Padre Dios, pero parece como si algunos quisieran convertirla en un
simpático «meeting» para estrechar
la fraternidad humana, y hasta llegan a enlazarse las manos en cadena, como si se tratara de una manifestación callejera para proclamar
reivindicaciones sociales. Debemos
estar prevenidos también contra el
tópico peligroso de que el Amor a
Dios se agota en el Amor al prójimo.
5. Paternidad responsable. Traducido a lengua vernácula, esto
quiere decir pildora. Que los padres respondemos de nuestros hijos, y debemos criarlos y ayudarles para que puedan volar solos,
con los medios que buenamente
tengamos a nuestro alcance, y sin
más complicaciones, porque Dios
siempre ayuda, eso lo sabemos de
antiguo, y casi diría que lo saben
los pájaros. Pero la responsabilidad paterna de que ahora se nos
habla es la preventiva. Lo chocante
está en que la verdadera prevención debería buscarse en no contraer matrimonio a tontas y a locas,
ya que del matrimonio se derivan
los hijos como algo santamente inevitable, y, sin embargo, a nadie
oimos hablar de «matrimonio responsable». Al revés, se fomenta de
manera insensata el matrimonio
precoz e irresponsable, para luego
entrometer en la sagrada intimidad
conyugal el temor de la procreación. Esto lo llamaría yo, en términos finos, hedonismo, pero a los
que lo propagan no sabría llamarles
más que cerdos.
Otras «ruedas de molino» hay,
pero basta por hoy, que las que
aquí van ya dan algo que pensar.

Los que intentan destruir lo que
significó un 18 de julio, lleno de
renunciamientos, de sacrificios, de
generosidad, de grandeza y de ejemplo, para la juventud de hoy, en
la reconstrucción de la Patria:
los que niegan que el amor a la
Patria merezca sitial de honor, sobre las demás virtudes;
los que se han convertido en
abanderados de la «democracia- y
cuando gobernaron no consentían
que se la mencionara;
los que se escandalizan por que
una región goza de unos fueros
—alegando que significa privilegio—
cuando lo deseable y justo sería
que las demás regiones tuvieran
cada una el suyo;
los que intentan
que hay que mirar
lante, porque echar
nos descubre sus
«virtudes»;

convencernos de
sólo hacia adeun vistazo atrás
«éxitos» y sus

los que no desean la existencia
de una sociedad orgánica libre, que
haga frente al liberalismo y al totalitarismo;
los que predican la coexistencia
con el comunismo, porque les falta
valor y doctrina para combatirlo; e
ignoran que ni la fraternidad vendrá de las manos de Caín, ni la
libertad del beso de la anarquía;
los que apoyan una monarquía liberal, pues saben es el paso más
fácil para una república;
los que tuvieron sus haciendas
perdidas, y fueron rescatadas y devueltas por quienes nada tenían
que
defender económicamente, y
ahora se oponen a salarios y distribuciones justas:
los que ahora gustan de ver clerymangs, porque siempre les estorbaron las sotanas;
los que ahora hablan de las últimas encíclicas, e ignoran todas
las anteriores;
los que al mencionar la libertad
religiosa invocan el justo derecho
del respeto a otras creencias, pero
omiten la obligación que todo hombre tiene de conocer la religión
verdadera;
los que al amparo de Instituciones
católicas pretenden hacer «su política», al margen de la Jerarquía:
los que desean recordar constantemente todo lo bueno que hicieron unos, y todo lo malo que hicieron otros; haciendo gala de un
neutralismo insincero que siempre
significó hostilidad:
los que predican la descolonización y nada dicen de la Europa ocupada por los vencedores;
los que hablan de la europeización
«total» de España, y no ven, o no
quieren ver. la gusanera de materialismo e inmoralidad que invade
nuestro viejo continente.
los que niegan que las Españas
fueran una entera concepción del
mundo.
Claro que en esta España, a Dios
gracias, quedan todavía reservas
espirituales y políticas —con buena memoria— y ocurre algo que
ellos olvidan: ¡Oue todos nos conocemos!

P a l a b r a s d e D. Auxilio G o ñ i e n B a r c e l o n a

"Por primera vez en muchos años, el Gobierno toma
verdadera conciencia del problema universitario"
«Debo felicitar al ministro de Educación y

«Que esperen unos kilómetros de carrete-

al Gobierno en este tema concreto»

ras y se hagan Institutos y Universidades»

«Los puntos de la nueva orientación estaban en nuestro informe de Salamanca»

En la reunión barcelonesa de Procuradores familiares, a la que nuestro buen amigo y representante don
José Ángel Zubiaur no pudo asistir
debido a que forma parte de la comisión navarra que gestiona el Convenio con el Estado, don Auxilio
Goñi tuvo una intervención sumamente interesante. La ofrecemos
integra.
«Señores Procuradores:
Permitidme distraer vuestra atención durante unos pocos minutos
para hablaros del tema universitario. Pero esta vez desde ángulos
completamente distintos a los usuales:
Todos habéis visto cómo en Consejo de Ministros se ha comenzado
a atacar el problema universitario
y cómo el nuevo Ministro de Educación y Ciencia ha comenzado ¡al
fin! a marcar tónica. Esta es la primera vez en muchísimos años en
que el Gobierno toma verdadera
conciencia del problema y comienza
a marcar caminos, en lugar de ir a
remolque, como hasta ahora venía
ocurriendo.
El camino que se comienza, creación de universidades, descentralización, autonomía universitaria, diálogo con los estudiantes y sus padres, representatividad, asociaciones, etc., etc., nos suena a nueva
y estupenda esperanza.
Por ello, por lo que se anuncia
como próximo, y mucho más todavía por lo que esta nueva mentalidad permite esperar, creo yo que
esta reunión informal de Procuradores debe felicitarse y felicitar de
manera explícita al Ministro de Educación y a todo el Gobierno en este tema concreto. Y pienso que esta expresión de esta alegría será tomada en más valor por salir de donde sale, de un grupo de Procuradores señalado como nada conformista. Y digo esto porque al comienzo
de nuestras actuaciones no se nos
atendió. Fuimos tomados como una
cierta forma de oposición. Y no puedo menos de aprovechar el momento para decir lo que poco a poco ya se va comprendiendo. Es decir que NO SOMOS PODER, ya que
somos independientes de él. Pero
tampoco somo oposición sistemática. No somos nada que pueda ser

• «Sólo recuperaremos la confianza de los
jóvenes si somos consecuentes»

definido según los esquemas corrientes. Sólo somos un grupo de
hombres justos que emplean su propio criterio, en un mundo donde no
abunda. Y es por eso que estamos
simultáneamente con el Gobierno
en unos temas a la vez que estamos contra él en otros, según sea
nuestra visión de cada tema concreto. Y estas, nuestras reuniones
informales, sirven, y para eso fueron ideadas, a una elevada finalidad. Permiten estudiar unos temas
y señalar unos problemas con libertad y alteza de miras. Y es que
¡señores!, en alguna parte tenemos
que hacer la tarea que no nos es
permitida en los Plenos por la estrechez del Reglamento, ni en las
Comisiones por su excesivo tecnicismo y especialización.
EN SALAMANCA SE
MARCO EL CAMINO
Y este es un fehaciente ejemplo.
He dicho que de esta orientación
nueva al problema universitario hemos también de felicitarnos. En
efecto: quien tenga memoria puede recordar que todos y cada uno
de los puntos de esta nueva y feliz orientación universitaria estaban
ya contenidas en el informe que
aportamos y que la reunión informal hizo suyo el 10 de marzo en la
sesión de Salamanca. Y que precisamente fue esa reunión la elegida
a fin de rodear tal informe del marco de tradición universitaria casi
milenario de dicha admirada ciudad.
Lo que significa que esa reunión
informal ya se adelantó casi tres
meses a señalar el camino. No pretendo apuntar para nosotros los
aquí presentes, el tanto y aún menos quisiera que apareciésemos como pretenciosos al suponer que se
nos haya seguido. Sé muy bien que
esta actual orientación es iniciativa de un ministro secundada por
un Gobierno. Pero lo que sí me es
lícito, es señalar que podemos dar
por demostrado que en este tema
la reunión informal estaba en la
verdadera y buena línea y ello ya en
ese mes de marzo en Salamanca.
Y he dicho que esta reunión está
en el deber de felicitar al Ministro

de Educación y a todo el Gobierno.
Y lo repito. Pero nuestra acción no
debe quedar aquí. Debemos igualmente pedirle algo. Debemos pedirle que continúe sin cesar arropando y secundando al Ministro de
manera constante. Que no lo abandonen a sus solas fuerzas, como
pudo dar la impresión de que ocurría con el anterior titular, que hubo de enfrentarse a cuerpo limpio
con la tremenda universidad lo cual
por poco si le cuesta la vida. Y
quiero desde aquí enviar al profesor Lora Tamayo la expresión de mi
simpatía.
Debemos pedir al Gobierno algo
más y nada fácil.
CONVULSIONES
UNIVERSITARIAS
Hemos asistido a las convulsiones universitarias en España, Italia,
Alemania y Francia. Las cito por el
orden cronológico, que coincide con
el orden creciente en sus violencias y volúmenes respectivos y
también por el orden de su claridad. Y, un inciso. Creo que el primer deber de los hombres políticos,
sean en el Gobierno o sean en la
Oposición, consiste en «estar enterados», en saber lo qué hay, en
tener cabal conocimiento de las corrientes subterráneas humanas de
su subsuelo. En las cuatro naciones ha habido el mismo fallo en sus
hombres políticos. Ni Gobiernos ni
oposiciones sabían de la misa la
media de lo que corría en los ambientes estudiantiles y juveniles en
general. A todos han sorprendido
las convulsiones universitarias. Los
periódicos franceses achacaban los
desórdenes universitarios de madrid a la falta de libertad en España. ¿A qué achacarán ahora sus propios desórdenes? He de confesar
que lo ocurrido en Madrid y Barcelona no lo entendía yo muy bien.
Y que los desórdenes estudiantiles
de Italia y Alemania me tenían bastante perplejo. Pero la explosión
francesa ha arrojado mucha luz sobre las anteriores y también sobre
la tensión de los universitarios del
otro lado del telón de acero que
completa una paradoja que lo es
solo aparente. Y que ha hecho ver
la conexión de estos fenómenos con

otros movimientos juveniles extrauniversitarios, hippies, beatniks y
adictos a los opiáceos y al ácido lisérgico. Lo de CONFLICTO GENERACIONAL y lo de PROTESTA parece tópico y sin embargo es una negra realidad. Ahora se ve claramente que todas las explosiones
universitarias son en extremo parecidas y tienen las mismas raíces.
Aparte pequeñas diferencias derivadas de características raciales,
sólo se diferencian en hallarse en
distintos escalones de su desarrollo.
Hay en todas ellas la misma razón material, importante pero secundaria, y la misma razón conceptual, llamarle si queréis filosófica o
anímica.
UN DESFASE EN LOS MEDIOS
Veamos la primera. Hay un tremendo desfase entre las necesidades materiales y los medios de que
se dispone, dada la fenomenal multiplicación del número de universitarios. Se está en todas las naciones y también en España, en trance de comenzar lo que hace veinte
años debió haberse comenzado. Y
que no es otra cosa que arbitrar
medios económicos con carácter heroico. Nuestras reuniones informales están constantemente denunciando la violenta necesidad de, por
lo menos, duplicar el presupuesto
de educación. Así también hicimos
presencia con enmiendas a la Ley
del Presupuesto. Estoy seguro de
que si tal Ley se estuviese discutiendo ahora, después de las explosiones alemana y francesa, tales enmiendas habrían gozado de
mayor audiencia. ¿Se da alguien
cuenta de que más o menos, unos
kilómetros de carretera de Redia es
un instituto, y que más decenas son
una universidad? Pues que esperen
unos cientos de kilómetros y háganse cincuenta institutos y diez
universidades. Muy pronto va a tener que ser el Gobierno tan heroico como para hacer esperar el plan
de regadíos y emplear sus nueve
mil millones en universidades. O
para hacernos saltar sobre baches
a todos los automovilistas españoles durante un par de años para
atender a cincuenta o sesenta mil
nuevos universitarios. Soluciones
tan desesperadas van a ser necesarias en un muy próximo futuro o
pronto no quedará nada por defender.
CONTRADICCIÓN EN LAS
CONDUCTAS
Y esto es en el terreno de lo
material, de los medios. Porque
peor está aún las cosas en el terreno conceptual.

También en ese terreno el fenómeno es general y no solo español.
Y me atrevo a decir que en España es mucho más suave y que además se halla en un estado incipiente de su desarrollo.
Los jóvenes, y en punta de avanzada los estudiantes, nos miran a
los maduros y viejos como la imagen viva del fraudulento embustero.
Perciben con caracteres dramatizados una total falta de sinceridad en
nosotros y nuestras colectividades.
Advierten sustanciales contradicciones entre nuestras ¡deas, palabras
y leyes con nuestras conductas individuales y colectivas. Entonces
sacan la consecuencia de que nuestra sociedad debe ser destruida, o
al menos no quieren colaborar con
ella, o como mínimo que debemos
ser sustituidos por ellos AHORA,
YA.
TRES ESTADIOS
Así las cosas comienzan pidiendo
representatividad y en ese escalón
los agentes comunistas pueden pescar y tratan de ponerse en cabeza
de la agitación y llevar esa agua a
su molino. Este es el estadio inicial
y en él se encuentra la Universidad
en España.
Un segundo escalón, que en España puede alcanzarse o no, según
actuemos, es el de la universidad
italiana en que los comunistas casi han logrado el control de la Protesta.
Pero en un tercer estudio, que es
el caso alemán y francés, la masa
estudiantil considera que después
de todo la sociedad comunista es
tan falsa e insincera como la occidental, y entonces repudia a los
agentes comunistas tanto como a
las mismas autoridades, y viene la
exDlosión ácrata, nihilista.
Todo esto será tal vez en definitiva digerido por la sociedad como
lo han sido en la historia otros movimientos, y lo será más fácilmente si desapareciese el terror atómico. Porque en otro caso, yo creo
aparecerá una próxima generación
de hombres de posturas primarias,
es decir, unos cristianos con total
renunciación, catacúmbicos, y unos
paganos absolutamente nihilistas.
Todas las matizaciones y compromisos que constituyen la civilización,
serán considerados como inmundas
componendas. Y bien que puede
verse ya entre los últimos, que los
de temperamento violento desencadenan violentamente
mientras
que los de carácter más pacífico
nos invaden en los veranos con su
deseo, sus melenas y sus piojos,
conformándose en la protesta con
las drogas o sentándose al sol a
esperar que se los coman las hormigas.

UN PROBLEMA DE TODOS
En España, todo incipiente, todo
larvado: todo puede ser evitado. Y
por su puesto no es tarea del Gobierno el evitarlo o por lo menos
no solo de él. El Gobierno harto hará con atender con heroísmo a la
primera razón, a la provisión de
medios.
La razón de fondo, conceptual,
ha de ser remediada por la sociedad española y sobre todo por nosotros los maduros y viejos.
En pocos meses podríamos recuperar la confianza de nuestra generación joven mediante conductas
lógicas, sinceras, consecuentes con
nuestras palabras e ideas. Concretamente en la esfera política, que

a nosotros directamente compete,
la sinceridad debe ser integral. Que
los que están en el Gobierno o cerca de él, dejen ver claramente, con
su desprendimiento y generosidad,
que sus acciones responden a tesis sentidas y que no son en modo
alguno defensa de posiciones personales. Que los que no están en
el Gobierno ni cerca de él, dejen
ver igualmente claro que sus posturas son consecuencia de sus honrosas ideas y que de ninguna manera persiguen solamente sustituir
a los gobernantes para disfrutar
ellos tales posiciones personales.
En pocos meses, unas conductas
así infundirían a los jóvenes, y en
avanzada a los universitarios, una
nueva y magnífica esperanza. Rápidamente entenderían que si bien
hay estructuras que corregir, y esa
será su tarea, no es necesaria la
destrucción de la sociedad y ni siquiera tendrían prisa por sustituirnos hasta tanto estén debidamente
formados y tengan algo positivo
que ofrecer. No como ahora que nada tienen como recambio.

POR UNA LEY SINDICAL
REALISTA
Y, señores Procuradores, permítaseme tomarme la licencia de referirme en un minuto a otras dos
cuestiones. Estamos en Barcelona,
expresión máxima de ciudad laboral
y regional. Hace un mes pedía yo
en Estella la Ley Sindical y la Ley
Regional.
La primera ya se está preparando. No necesito encarecer la necesidad de que sea muy centrada,
eminentemente realista, exenta de
habilidades. Y tampoco necesito decir que vamos a observar al microscopio el proyecto de Ley que se nos
presente. Vamos a apoyar con entusiasmo todo lo que en él encontremos de realista y deseado por
la masa laboral. Y que si algo creemos ver de utópico o maniobrero,
lo vamos a denunciar con encarnizamiento.
LA LEY REGIONAL ES NECESARIA

El Carlismo ante la
derecha y la izquierda
Por MARIANO DEL MAZO

Ahora está de moda ser de izquierdas y esto no beneficia nada
a la propia izquierda, ya que la moda es «dominadora y perecedera»,
como dijo el clásico. Y en política
sólo es válido lo que ofrece porvenir.
Ante esta coyuntura frecuentemente nos preguntan si los carlistas somos de derechas o de izquierdas. A muchos les interesa
clasificarnos a la derecha, ya que
así creen ponernos fácilmente fuera de juego en este momento en
que la derecha está mal vista.
Otros, por el contrario, nos «acusan» de estar en la izquierda, con
lo que pretenden atemorizar a la
gran masa conservadora española
que siempre ha tenido grandes simpatías hacia el carlismo.
Pero, en definitiva, sería muy difícil hacer una calificación exacta
del carlismo. La llamada derecha
española es fruto, como todos sabemos, de la desamortización, que
creó los nuevos ricos conservadores, base política de los gobiernos
isabelinos. Es decir, la derecha española surge ya frente al carlismo.
Pero, a finales de siglo, desde don
Alejandro Pidal y Mon a Salvador
Minguijón, con antecedentes y consecuentes, se pretende crear un
movimiento de derechas orgánico,
arrancando al carlismo sus masas.
Esto no se consigue. Y solamente
abandonan nuestra Causa para formar en esos tímidos movimientos
los más débiles, los que tienen más
prisa, los que no han llegado a asimilar el sentido del Tradicionalismo. Estos movimientos derechistas,
precursores de la democracia cristiana española, son el más triste
fracaso de un pueblo que tiene la
desgracia de ver en sus altos cargos políticos una sucesión de hombres pusilánimes.

En cuanto a la segunda, es decir
la Ley Regional, este es justamente
el marco adecuado para su citación,
como lo fue Salamanca para el informe de la Universidad. Por lo tanto he de pedir a todos los españoles que tomen conciencia de su necesidad y que permitan que esta
¡dea cale en sus cerebros. Desde
aquí, desde Barcelona, desde el pueblo Español, debo decir con el apasionamiento y sinceridad con que
siempre hablo que no se puede esperar que una región colabore a tope mientras se elude considerar su
corazón, sus sentimientos, sus afecciones. Por el contrario, el entusiasmo de su colaboración sería desbordado si tal región se siente comprendida y amada en la medida que
este Procurador la comprende y
ama. Esto digo en Barcelona y lo
digo para todas las regiones de la
patria común. Y sé con certeza que
de esta manera España se encontraría a sí misma. Y aumentaría prodigiosamente la seguridad y categoría de la unidad nacional que sería armónica, sin las permanentes
tensiones cuya pervivencia y periódica exaltación debieran abrir muchos ojos tozudamente cerrados a
la realidad y conveniencia.

Pero hay otra derecha española,
la que hoy se llamaría ultra, que
forma el integrismo. Esta surge
también frente al carlismo, en la
más rigurosa y fiera rebeldía contra Carlos VII. Cuando Nocedal y
sus amigos se reúnen en Burgos
para fundar el partido católico que
luego se titulará integrista, el Carlismo recibe con ello una importante aportación —valga la paradoja— en su conformación.

Por eso lo pido al Gobierno, a los
Procuradores, a toda la nación».

En efecto, el carlismo pierde el
lastre ultra, los restos del «realis-

mo», que arrastró desde la primera guerra. Cuando campesinos, fueristas y estudiantes mantienen su
fe en la bandera de don Carlos, los
viejos realistas desertan cansados.
La guerra dura. Ellos buscan una
solución con Isabel II. El Carlismo
ha sido muy duro para ellos.
Pero cuando los gobiernos isabelinos se ven desbordados por la revolución, vuelven otra vez a mirar
al carlismo, como única tabla de
salvación capaz de detener la avalancha. Así llegan a finales de siglo, en que plantean a Carlos VII
la cuestión de la desamortización.
Cuando el rey les dice: «Yo no daré un paso más ni un paso menos
que la Iglesia», le tachan de liberal,
rompen con él y crean el integrismo.
Los avatares de la política española hacen que en 1931, ante una
España en trágica coyuntura espiritual y social, los ¡ntegristas vuelvan al seno del carlismo. Algunos
de ellos no han aprendido nada en
los largos años de ¡nmovilismo. Y
pretenden introducir de nuevo en
la Comunión Tradícionalista las
¡deas que Carlos VII rechazó ya a finales del siglo XIX.
Ante ciertos estados de confusión, los ¡ntegristas logran ¡zar banderas. El clima anticlerical de la
República les ayuda. Frente a una
absurda persecución religiosa tienen paso libre los cruzados de la
fe. Pero el período republicano no
dura. Todo vuelve a sus cauces. Y
los viejos ¡ntegristas se sienten incómodos en el carlismo.
Su tesón y firmeza les hace a veces impermeables a las verdaderas
esencias del carlismo. Pero, al margen de estos aspectos negativos,
mantienen su dignidad, su convencimiento de que son los guardianes
de la fe y de que la Comunión no
es más que una proyección política de la Iglesia. Cuando las autoridades de la Comunión repiten las
palabras de Carlos VII, «Yo no daré un paso más ni un paso menos
que la Iglesia», se irritan.
Pero el Carlismo, del mismo modo que no inventó la Patria, no
creo, ni puede reformar la Iglesia,
que tiene sus doctores. Por ello,
hoy como ayer, ni de derechas ni
de izquierdas, ni ultras ni progresistas, seguimos fiel a la eterna
bandera.






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